Adán y Eva –

Actualmente, varios investigadores bíblicos, teólogos y religiosos admiten que la información contenida en el Antiguo Testamento ha sido traducida, en gran parte, a un lenguaje simbólico y metafórico. Por tanto, resulta difícil tomarlo literalmente. La propia ciencia ha ido probando hechos que contradicen una versión literal de las Sagradas Escrituras, como la cuestión de la creación del mundo en seis días, que, de hecho, científicamente, correspondía a seis edades geológicas.

Por lo tanto, la historia de Adán y Eva, narrado tanto en la Biblia como en el Corán, se refiere a una supuesta pareja primordial creada por Dios, los primeros seres que habitaron el Planeta, el hombre creado a partir de arcilla y la mujer, su mitad complementaria, generada a partir de una costilla extraída de él. Pero en realidad, esto sería más un símbolo judeocristiano e islámico. La palabra ‘Adán’ proviene del hebreo Adán, que significa ‘ser humano, humanidad’, por lo que difícilmente se referiría a un hombre específico.

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Hay algunas hipótesis planteadas por los eruditos, según las cuales ‘Adam’ podría ser el nombre del ser más antiguo jamás conocido; nombrar un clan, es decir, un grupo liderado solo por hombres; o designar una agrupación colectiva predominantemente masculina. Hay un hecho más curioso que refuerza la simbología bíblica. La expresión Adán proviene de otro término hebreo, ADaMaH, que denota ‘tierra fértil’. Bajo este disfraz esta palabra intensifica su significado, porque la fertilidad despierta imágenes de cultivo, recolección de los frutos de la siembra, alimento, supervivencia. Esta pregunta fue crucial en los primeros días de la humanidad, tanto que las deidades relacionadas con la fertilidad estaban muy extendidas en este momento.

Asimismo, la palabra ‘Eva’ tampoco representaba a una mujer en particular, ya que proviene del hebreo HaVVaH, ‘madre de los vivos’, también asociado con el verbo HaYaH, con el significado de ‘vivir’. Muchos estudiosos han llevado a cabo el mismo proceso descrito anteriormente con este término, asumiendo que puede referirse al nombre de la primera mujer que existió entre nosotros; el título de un clan femenino o el nombre de un grupo colectivo compuesto principalmente por mujeres.

Según los textos sagrados, esta pareja habría sido generada a imagen y semejanza de Dios, preparada para sostener el poder absoluto del Planeta. Eva jugaría el papel reservado a la mujer, de ayudar al macho, a quien completaría convirtiéndose en una sola carne con él, lo que ya indica el tipo de conexión que debe existir entre los dos.

Pero, de hecho, Eva no se habría comportado como una mera coadyuvante, ya que asume el papel principal al ser seducida por la serpiente y comer el fruto prohibido del árbol del conocimiento, que también ofrece a Adán, y así les permite distinguir entre y mal, es decir, les ofrece el camino de la luz, que significa iluminación, conocimiento. Al conquistar el libre albedrío, el poder de elección, el Hombre se hace responsable de su destino, y ciertamente el peso de esta obligación lo aleja para siempre del Paraíso, que fácilmente podría compararse con la etapa de la infancia, cuando el ser aún no es, tiene conocimiento y la consiguiente necesidad de responder legalmente por sus acciones.

Es así como la Humanidad hereda el pecado original, supuestamente cometido por Adán y Eva, así condenada a la imperfección, la muerte y la búsqueda de la redención. Si bien la Iglesia Católica acepta la Teoría de la Evolución, por ser un territorio científico, que no llega a cuestiones de fe, no admite la existencia inicial de varias parejas que habrían generado la especie humana tal como la conocemos. Pero varios eruditos, incluso algunos sacerdotes, como el conocido padre Zezinho y el teólogo padre Cleodon, hoy defienden el significado alegórico de la pareja Adán y Eva.

El teólogo cuestiona esta narrativa desde un punto de vista lógico, siguiendo una investigación histórica que incluso plantea la hipótesis de que un grupo designado como Adán ha encontrado un grupo femenino llamado Eva, y ambos han interactuado, reproducido, formado una descendencia.

Desde el punto de vista judío, el Hombre, al ser generado a imagen del Creador, sería una especie de microcosmos de las fuerzas creativas, la teoría a partir de la cual se origina la Cabalá. Según Maimónides, el hombre es el único ser creado por Dios que tiene libre albedrío, una cualidad vista como una virtud divina. Esta visión cree en un plan primordial llevado a cabo por Dios, un molde adaptado al cuerpo del primer Hombre, conocido como Adam Kadmon.

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