Realizador francés (Ixelles, Bélgica, 1928-París 2019).
Nacida de padre griego y madre francesa, creció en esta región de Sète donde situó la acción de su primera película (La Pointe courte) realizada en 1955. Llegó al cine a través de la fotografía: fue en efecto uno de los fotógrafos del Teatro Popular Nacional en la época de Jean Vilar. Este primer largometraje, realizado con pocos recursos pero con mucha amistad (Alain Resnais es el editor, Philippe Noiret el intérprete), anticipa un acercamiento al cine que será cuatro años después el de la «nueva ola».
De 1962 a 1977 dirigió otros cinco largometrajes, que tienen en común el acercamiento apasionante de los momentos de la vida (Cléo del 5 al 7, 1962), la cálida atención al ser humano (Le Bonheur, 1965) pero también una cierta suavidad. , una casualidad quizás, en la narración (Lions Love, 1970). El verdadero talento de Agnès Varda está más en sus cortometrajes que hay que buscarlo. En los cortos de 1957-1958 (Oh estaciones, oh castillos ; Opera-Mouffe ; En el lado de la costa), en determinadas intervenciones activistas, en ensayos sobre una calle parisina (Daguerrotipos) o en las paredes pintadas de Los Ángeles (Paredes de la pared)o en boletos de cine (Un minuto para una foto) que produjo en 1982-1983 para la televisión francesa. Cualquiera que sea el metraje o el propósito, estas obras combinan un agudo sentido de la imagen (del encuadre, de la composición, de la tensión interna del plano) con la intervención directa del autor (su comentario, a menudo su propia voz). Ulises, un cortometraje de 22 minutos que firmó en 1983, es en esta línea un éxito: a partir de una vieja fotografía encontrada, realiza una investigación sobre el tiempo, la historia, los significados del documento. Su sensibilidad, su humor, la calidad de la escritura y la dicción hacen de este cortometraje un momento de inteligencia.
En 1985, ganó el León de Oro en el Festival de Venecia por Sans toit ni loi, una obra singular y despojada, un largo deambular hasta la muerte de una joven marginal, magistralmente interpretada por Sandrine Bonnaire. Jane B. de Agnès V. (1987) es un retrato-collage de dos mujeres, la actriz Jane Birkin y la directora, mientras que Kung-Fu Master (id.) Es una extensión de la primera película en la medida en que el tema emana del actriz y donde los protagonistas están junto a esta última, como los propios hijos de Jane y Agnes. Jacquot de Nantes (1991) es un modesto y conmovedor homenaje a la memoria de Jacques Demy, quien compartió su vida desde 1962 hasta su muerte. En 1995, año que conmemora el primer siglo del cine, Agnès Varda rodó una fantasía mitad onírica y mitad realista, Las Cien y una noches, alimentada por referencias y guiños cinéfilos, interpretada por una multitud de estrellas francesas e internacionales, que lamentablemente resultó ser un fracaso público. Siguiendo la tradición de sus películas, tanto documentales como muy personales, vuelve a destacar con Les Glaneurs et la Glaneuse (2000), Algunas viudas de Noirmoutier (2005) y las playas de Agnes (2008).