Almacenamiento de productos químicos – Química

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Los productos químicos, por sus propiedades, a menudo desconocidas para los no especialistas, pueden reaccionar violentamente entre sí, dando lugar, por ejemplo, a una explosión, o pueden producir gases altamente tóxicos o inflamables. Por este motivo, todas y cada una de las actividades que requieran transporte, almacenamiento, uso (manipulación) o eliminación deben realizarse de tal forma que las sustancias no entren accidentalmente en contacto con otras que sean incompatibles con ellas.

El lugar de almacenamiento debe estar preferiblemente fuera de los bancos de trabajo del laboratorio, con suficiente espacio, con estantes amplios y seguros. El local debe estar bien ventilado e iluminado, preferiblemente con escape y dos salidas. También se recomiendan las instalaciones eléctricas a prueba de explosiones.

Los productos químicos deben -y aquí se observa la imposición, no la facultad- ser almacenados por familia ya una distancia mínima de un metro entre las familias. Los compuestos corrosivos como ácidos inorgánicos, bases y más potencialmente peligrosos deben almacenarse siempre en la parte inferior del banco (estante). Lo mismo se debe hacer con productos inflamables y explosivos, los cuales deben mantenerse a una buena distancia de los oxidantes. Las sales se pueden almacenar por familias (por ejemplo, cloruros, fluoruros, sulfatos, fosfatos, nitratos), lo que acaba facilitando su ubicación. En el caso de los fluoruros, deben almacenarse en botellas de plástico.

Los compuestos de naturaleza reductora (por ejemplo, acético y oxálico) deben separarse de los de naturaleza oxidante (por ejemplo, nítrico, sulfúrico y perclórico). El ácido perclórico, a su vez, no debe almacenarse en estantes de madera como otros. Dado que muchos reactivos son fotosensibles, se debe evitar que la luz incida directamente sobre ellos y los estantes metálicos deben estar conectados a tierra con un conductor, para evitar descargas estáticas.

Algunos reactivos líquidos, generalmente solventes, son inflamables y requieren almacenamiento a bajas temperaturas, lo que debe realizarse en refrigeradores a prueba de explosiones. Este es el caso, por ejemplo, del éter etílico, aunque se puede encontrar sin más precauciones en la mayoría de los laboratorios.

Una clase peligrosa de productos es la de los peroxidables, que pueden formar peróxidos en presencia de oxígeno y que son explosivos con el calor, los golpes mecánicos o simplemente la fricción. El grupo peróxido se puede encontrar en tetrahidrofurano (THF), por ejemplo. Estos productos deben envasarse en botellas pequeñas, para su consumo en menos tiempo, así como en lugares frescos y oscuros. En caso de alteraciones en el producto, debe eliminarse adecuadamente, nunca junto con otros productos químicos.

Referencias:
FELTRE, Ricardo; Fundamentos de Química, vol. Soltero, Ed. Moderna, São Paulo / SP – 1990.

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