La sangre es un tipo de tejido conectivo compuesto por tres tipos diferentes de células: glóbulos rojos (glóbulos rojos o eritrocitos), leucocitos (glóbulos blancos) y plaquetas. La disminución simultánea del número de estos elementos en la sangre se conoce como pancitopenia y es la característica principal del trastorno hematológico conocido como anemia aplásicao aplástico.
La médula ósea es el tejido responsable de la hematopoyesis, el proceso de producción de células sanguíneas. En los casos de anemia aplásica, esta función de la médula se altera, lo que afecta la producción normal de sangre. Esta disfunción puede tener un origen congénito, identificado al nacer o en los primeros meses de vida del individuo, o un origen adquirido, como el uso de algún tipo de medicación, enfermedades autoinmunes (trastornos en los que las células de defensa actúan contra las propias células), infecciones virales y exposición a sustancias químicas tóxicas como el benceno y los plaguicidas agrícolas convencionales.
Como hay una disminución en la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, los síntomas de la anemia aplásica están directamente relacionados con la actividad ineficaz de estas células. Así, los individuos afectados por anemia aplásica presentan síntomas como fatiga, dificultad para respirar, taquicardia y palidez, que se relacionan con el bajo número de glóbulos rojos; infecciones frecuentes debido a la disminución de glóbulos blancos; y hemorragias constantes, epistaxis (hemorragias nasales) y equimosis (fuga de sangre hacia la malla de tejido) causadas por deficiencia de plaquetas.
El diagnóstico se realiza mediante un hemograma (análisis de sangre), que informa números de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas mucho más bajos que los valores de referencia. El diagnóstico se confirma mediante biopsia de médula ósea, que, en casos de anemia aplásica, presentará una cantidad muy pequeña de glóbulos.
El tratamiento de este tipo de anemia implica una serie de procesos: inicialmente se puede realizar una transfusión de sangre, que se dará para aliviar los síntomas y no para curar adecuadamente la enfermedad. También se pueden usar medicamentos inmunosupresores, que actuarán para controlar las respuestas inmunitarias del cuerpo (lo que lo hace inmunodeprimido); o fármacos capaces de estimular la producción de nuevas células por la médula ósea. Finalmente, se realiza un trasplante de médula ósea, es decir, esa médula ósea que presenta disfunción será reemplazada por otra que normalmente realizará sus funciones. El trasplante de médula ósea es el único medio de tratamiento eficaz para combatir la anemia aplásica que, aunque eficaz, también conlleva algunos riesgos para el individuo (rechazo del trasplante, por ejemplo).
Referencias:
http://pt.wikipedia.org/wiki/Anemia_aplástica
http://www.saudedicas.com.br/doencas/anemia-aplastica-183261
http://www.ff.up.pt/toxicologia/monographs/ano0708/g7_chloramphenicol/anemiaaplastica.htm