Angiomatosis bacilar: transmisión, síntomas, tratamientos

LA angiomatosis bacilar, conocida popularmente como enfermedad por arañazo de gato, es una enfermedad que se incluye en el grupo de la bartonelosis humana.

Esta enfermedad se describió por primera vez en 1980 en pacientes con VIH. Sin embargo, hasta 1993, el término bartonelosis se refería únicamente a la enfermedad de Carrión (una condición bifásica originada en la región andina). Después de unirse a los géneros Rochalimaea y Bartonella, propuesto por algunos investigadores, este último género comenzó a retratar varias especies, y actualmente existen 18 especies y subespecies clasificadas en este género.

En la actualidad, el término bartonelosis engloba todas las enfermedades derivadas de la acción de estos agentes, incluida la angiomatosis bacilar. Este último es causado por especies B. henselae y B. quintana.

Las bartonellas son diminutos bacilos gramnegativos o cocobacilos, que crecen en agar enriquecido con sangre y en un entorno de CO.dos En abundancia. Son bacterias intracelulares facultativas que se adhieren e invaden las células endoteliales y las células sanguíneas (eritrocitos).

En 1988, un grupo de investigadores asoció la enfermedad al contacto con gatos, demostrando que el B. henselae se replica y persiste en las pulgas. Luego está la transmisión al gato de la bacteria presente en la pulga, la cual, a su vez, la transmitirá al hombre a través del rasguño del felino.

Los síntomas varían según el estado inmunológico del individuo afectado. Presentan lesiones vasculares proliferativas provocadas por una respuesta angiogénica establecida por la bacteria en cuestión. Estas lesiones tienen diferentes ubicaciones y pueden afectar al cuerpo en su conjunto, incluidas las membranas mucosas. Entre las manifestaciones clínicas más frecuentes se encuentran: lesiones papulares, angiomatosas o papulonodulares, de unos pocos milímetros a varios centímetros de diámetro, eritemato-vinosas o del color de la piel; superficie lisa o rugosa. Pueden ser múltiples o aisladas, localizadas o diseminadas; también pueden ser nodulares, móviles o fijos. Ocasionalmente, estos nódulos pueden ulcerarse y sangrar, causando un dolor intenso. Con menor frecuencia, las lesiones se presentan como placas endurecidas e hiperpigmentadas.

Antes o concomitantemente con la aparición de las lesiones, puede haber fiebre, de moderada a severa, así como anorexia, pérdida de peso, dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarreas, especialmente cuando hay afectación visceral. También puede producirse afectación ósea, intracerebral, hepática y esplénica.

Como esta enfermedad es potencialmente mortal, además de infecciosa, el diagnóstico debe establecerse en una etapa temprana de la enfermedad. Esto, a su vez, se puede lograr mediante examen clínico, pero debe confirmarse mediante pruebas de laboratorio: cultivo, histopatología, serología o técnicas de detección de genes.

El tratamiento debe realizarse mediante la administración de antibióticos, siendo la eritromicina el fármaco de elección. Se recomienda el uso de antibióticos durante al menos tres meses.

Dado que la transmisión se produce a través de los gatos, la profilaxis se realiza evitando el contacto con estos animales.

Fuentes:
http://www.scielo.br/pdf/abd/v78n5/17563.pdf
http://hivmedicine.aidsportugal.com/html/12_OIR_18.html
http://www.scielo.oces.mctes.pt/pdf/am/v22n1/v22n1a02.pdf

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