Antiintelectualismo – Sociedad

El antiintelectualismo es un fenómeno caracterizado por la aversión a la intelectualidad, el pensamiento erudito, las grandes formulaciones científicas, la presencia de los intelectuales y su oficio. Puede derivar de diversas esferas de lo social, pero tiene en general una raíz: el sentimiento de que la intelectualidad obstaculiza el progreso de lo social o es prescindible.

El movimiento del antiintelectualismo, sin embargo, no se refiere solo a un alejamiento de la verdad científica, ya que incluso las teorías y los silogismos buscan experimentos y formulaciones que se asemejen a la formulación científica. Este movimiento tiene aversión a la intelectualidad misma, tanto a los intelectuales como a sus objetos de investigación. Es notable que se busque que las personas usen la ciencia para explicar momentos de su vida cotidiana o incluso la búsqueda de posturas pseudocientíficas para justificar creencias, como el uso de estadísticas y experimentos rudimentarios. Sin embargo, la figura del intelectual es execrada como persona poco confiable, arrogante, diferente, que quiere confundir y trastocar la normalidad. Además de ser el “aburrido” que cuestiona todo lo que se pone en la sociedad como normal y natural.

Esto se debe a que, en tiempos de neoliberalismo, el trabajo intelectual se ve a veces como una actividad fracasada, cuando sus protagonistas no muestran cómo hacer de su “capital cultural”, adquirido, por regla general, en las universidades públicas, una oportunidad de negocio. (Acselrad, 2018).

Esta mirada peyorativa del intelectual acaba creando barreras para pensar la ciencia, especialmente las humanidades, como ramas valiosas que pueden ayudar en la construcción social. En general, las humanidades y las artes eruditas se consideran superfluas, en comparación con las ciencias más valiosas para lo social debido a su pragmaticidad. Esencialmente, el antiintelectualismo busca devaluar los debates científicos en las humanidades ya que parecen depender de la opinión y no de la construcción científica. La idea de la ciencia como laboratorio o experimentos en las ciencias naturales contribuye a este punto de vista. Sin embargo, incluso las ciencias naturales han sido atacadas por el antiintelectualismo. Este movimiento busca la noción de la confianza como esencial y la duda científica como un disparate y una forma de ser diferente y poco elegante. La idea de pluralidad y respeto por las diferencias y el alejamiento de la estandarización del pensamiento se ve de forma negativa.

Este movimiento está muy relacionado con el sentido común y el conservadurismo porque busca mantener o intensificar el statu quo o las desigualdades, ya que serían las ciencias humanas o el debate científico y la duda las que permitirían cambiar la realidad social a través del pensamiento reflexivo y comprensión de la sociedad como sistema. También se advierte que este movimiento está relacionado con los debates de la posverdad, promovidos por la Profª. Drª. Alexis Wichowski. La posverdad es un movimiento actual muy promovido por la era de la información y por internet. La abundancia de materiales escritos, información, noticias y videos sobre todo se convierte en una avalancha sobre las personas y, en una forma de protegerse de este volumen de información, las personas eligen qué ver, qué leer y qué creer. Esta elección, sin embargo, está impulsada tanto por lo que la gente ya ha construido a partir de la opinión, como por las estrategias de marketing y propaganda ideológica que hacen que la gente piense de cierta manera.

La reducción del intelecto a los atributos de “capacidad organizativa”, “combinación de recursos heterogéneos” y lucro es similar a una de las formas contemporáneas de antiintelectualismo. Esta vertiente mercantil del antiintelectualismo ha ido acompañada, como ya sabemos, de su vertiente conservadora que aboga por formas de intervención fuera de la universidad con el objetivo de controlar el curso de la investigación académica o sancionar los discursos ciudadanos extramuros de profesores e investigadores. (Acselrad, 2018).

Los constantes ataques a la intelectualidad se refieren tanto a esta manipulación ideológica como al alejamiento del pensamiento científico del sentido común. El sentido común es un pensamiento fenomenal, basado en la experiencia popular y cotidiana, y aunque conlleva sabiduría popular, también está equipado con prejuicios y falacias. El acceso a la ciencia, sin embargo, y la lucha contra el sentido común que debería darse en el sistema educativo, sin embargo, no se da y termina generando conflictos en la propia escuela cuando la gente defiende una flexibilización de las verdades científicas en la escuela, por lo que los dogmas o se pueden enseñar doctrinas ajenas al pensamiento científico. Una de las características de este proceso de antiintelectualización es el intento de imponer opiniones o pensamientos de grupos conservadores como verdades para ser difundidas en entornos científicos, distorsionando las categorías de respeto y relativismo.

Referencias:.

FECOMERCIO SP. La posverdad en la era de la información, de Alexis Wichowski. YouTube. 23 de junio de 2017. Disponible en: https://youtu.be/lmDegcIAX70.


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