Apelación a la autoridad – Falacia – Argumentum ad Verecundiam – Filosofía

Para darle peso y validez a un argumento, es muy común recurrir a autoridades sobre el tema en cuestión. Los científicos, juristas, filósofos, teólogos e historiadores siempre son citados en discusiones y trabajos académicos para legitimar una posición defendida. Esta es una actitud adecuada y muy recomendable. Sin embargo, queriendo salir victorioso de una discusión o para defender a toda costa un punto de vista en un texto de disertación, se puede recurrir a una determinada autoridad que, sin embargo, no tiene la legitimidad para señalar la verdad sobre una determinada tesis. sujeto. Actuar así es recurrir a una falacia que se le da el nombre de apelar a la autoridad (Argumentum ad Verecundiam, en latín).

La apelación a la autoridad es una falacia de relevancia, un subconjunto de falacias conocidas en el campo de la lógica como falacias no formales. Los tipos de personas a las que se les puede dar autoridad en una discusión son diversos, desde científicos e investigadores académicos hasta personas famosas. Como se señaló en el párrafo anterior, la apelación a la autoridad no siempre es una falacia. Cuando un grupo de gente común y corriente discute temas relacionados con la física, es legítimo recurrir a la autoridad de Albert Einstein e Isaac Newton como fuentes confiables. Sin embargo, si en un debate como este uno se dirige al filósofo griego Platón o al historiador Eric Hobsbawm, caerá en una falacia.

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Uno de los campos donde más a menudo podemos encontrar este tipo de falacia es en los debates entre religiosos cristianos y darwinistas sobre la evolución de las especies.

El pastor Silas Malafaia afirmó que no existe la evolución, porque la Biblia dice que Dios creó el mundo. Entonces, por supuesto, Darwin estaba equivocado.

El tema tratado en el ejemplo anterior pertenece al campo de la biología. El pastor Malafaia, sin embargo, trabaja en el área de la religión, sin tener autoridad reconocida para legitimar posiciones en el campo anterior.

Además de la falta de experiencia en el tema, hay otras formas en las que la apelación a la autoridad puede usarse como una falacia, como se muestra en los siguientes ejemplos:

Heinrich Himmler, el comandante nazi, dijo que los judíos usaban el capitalismo para esclavizar a los trabajadores y establecer su poder. Por tanto, debemos creer que los judíos quieren gobernar el mundo.

Representantes de una gran cadena de comida rápida afirman que un aperitivo de la cadena puede perfectamente formar parte de una dieta equilibrada. Por eso, debemos creer que es saludable comer con regularidad en McDonald’s.

Señora. Lourdes, de 95 años, que tiene un 75% de discapacidad visual, testifica haber visto, desde una distancia de 200 m, al acusado disparar a la víctima a quemarropa. Por tanto, el jurado debe declararle culpable.

En el primer ejemplo, la posición del comandante nazi Himmler está directamente influenciada por una visión ideológica y prejuiciosa, que afecta su juicio sobre el pueblo judío y, por lo tanto, no debe considerarse legítima. En el segundo, los representantes de la cadena de comida rápida no quieren perder clientes al reconocer los problemas de salud que ocasiona la ingesta regular de sus alimentos. Por tanto, tienen razones claras para mentir sobre los resultados. Finalmente, el testimonio de la Sra. Lourdes no es confiable debido a una deficiencia en su vista.

En la experiencia diaria, la falacia de apelar a la autoridad se usa ampliamente en campañas publicitarias, como las de bebidas y cosméticos, que toman como autoridad a personalidades famosas. Por lo tanto, se nos anima a consumir una determinada marca de café porque es el favorito de una estrella de cine de fama mundial.

Una de las formas de evitar esta falacia es siempre tener en cuenta que, incluso si alguien es realmente una autoridad legítima, el parámetro de verificación de un argumento siempre será su correspondencia con la verdad.

Bibliografía:

AUDI, Robert. El Diccionario de Filosofía de Cambridge. Nueva York: Cambridge University Press, 1999.

BUNNIN, Nicholas; YU, Jiyuan. El Diccionario Blackwell de Filosofía Occidental. Oxford: Blackwell Publishing, 2004.

COPI, Irving M. Introducción a la lógica. Traducción de Álvaro Cabral. São Paulo: Mestre Jou, 1978.

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