Argumentación –

Argumentar es la capacidad de relacionar hechos, tesis, estudios, opiniones, problemas y posibles soluciones para sustentar un determinado pensamiento o idea.

Un texto argumentativo siempre se hace con miras a un destinatario. El propósito de este tipo de textos es convencer, persuadir, llevar al lector a seguir una línea de razonamiento y estar de acuerdo con ella.

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Para que el argumento sea convincente, es necesario llevar al lector a un “callejón sin salida”, donde está obligado a coincidir con los argumentos expuestos.

En el caso de la redacción, al tratarse de un texto pequeño, existe la obligación de ser conciso y preciso, para que el lector pueda ser llevado directamente al punto clave. Para ello, es necesario exponer la cuestión o propuesta a debatir desde el principio del texto, y a partir de ahí se toma una posición, siempre de forma impersonal. La implicación de opiniones personales, además de estar estrictamente prohibida en textos que serán analizados en concursos, puede comprometer la veracidad de los hechos y el poder convincente de los argumentos utilizados. Por ejemplo, una declaración de un autor de renombre o un libro conocido es mucho más aceptable que la simple posición del escritor sobre un tema en particular.

Un buen argumento solo se hace a partir de pequeñas reglas que se encuentran fácilmente en los textos cotidianos, ya que durante nuestra vida hemos pasado mucho tiempo tratando de convencer a otras personas de que tenemos razón.

  • Los argumentos deben tener una base, nunca se debe afirmar nada que no provenga de estudios o información previamente adquirida.
  • Los ejemplos dados deben ser coherentes con la realidad, es decir, pueden incluso ser ficticios, pero no improbables.
  • Si hay citas de personas o extractos de textos, deben ser razonablemente fiables, no se puede citar a nadie.
  • Las experiencias que prueben los argumentos también deben ser coherentes con la realidad.
  • Siempre hay que imaginar las preguntas, dudas y pensamientos contrarios de los lectores con respecto a su argumentación, para que a partir de ellos sea posible construir mejores argumentos, basados ​​en más estudio e investigación.

Sobre la estructura del texto:

  • Debe contener una lógica de pensamientos. Los razonamientos deben estar relacionados entre sí, y uno debe continuar lo que el otro afirmó.
  • Al inicio del texto se debe presentar el tema y las cuestiones que lo rodean, siempre con cuidado de no contradecirse.
  • A lo largo del texto, se presentan los argumentos en sí, junto con ejemplos y citas (si las hubiera).
  • Al final del texto, las ideas deben concluirse con una tesis (la conclusión). El lector debe prever esta conclusión a lo largo del texto, a medida que lee y avanza para estar de acuerdo con ella.

El argumento no trabaja con hechos claros y evidentes, sino que investiga hechos que generan opiniones diferentes, siempre en busca de encontrar los fundamentos para ubicar la opinión más coherente.

Uno no puede, en un argumento, afirmar la verdad o negar la verdad afirmada por otra persona. El objetivo es lograr que el lector esté de acuerdo y no hacer la vista gorda ante posibles contraargumentos.

Si es necesario, también es posible hacer una comparación entre varios ángulos de visión sobre el tema, esto puede ayudar en el proceso de convencer al lector, ya que no dará lugar a contraargumentos. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado de no contradecirse y ser claros. Esto requiere un buen dominio del tema.

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