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Alteración del ritmo cardíaco, fisiológica o patológica.
La frecuencia cardíaca fisiológica, o ritmo sinusal, comienza en una parte del corazón llamada nodo de Keith y Flack. Se transmite al resto del corazón a través de un tejido miocárdico especializado, el tejido nodal, que propaga este impulso eléctrico y sincroniza los movimientos de las diferentes partes del corazón.
El ritmo sinusal, en principio regular y autónomo, está controlado por el sistema nervioso autónomo, simpático y parasimpático. Este ritmo se acelera durante el esfuerzo, durante una emoción, en la inspiración y en caso de fiebre. Su frecuencia, en reposo, está en la mayoría de los sujetos entre 60 y 90 ciclos por minuto. Los deportistas pueden tener un ritmo cercano a los 40 y las personas ansiosas, cercano a los 100.
Diferentes tipos de arritmias.
Podemos distinguir extrasístoles (contracciones prematuras), taquicardias (aceleraciones repentinas y temporales de la frecuencia cardíaca), bradicardias (disminuciones repentinas y temporales de la frecuencia cardíaca), fibrilaciones (contracciones anárquicas e ineficaces).
Las taquicardias pueden afectar las aurículas (fibrilación auricular, aleteo auricular, taquicardia paroxística en la enfermedad de Bouveret) o los ventrículos (taquicardia ventricular).
Causas
Todas las enfermedades cardíacas, incluida la cardiopatía isquémica e incluso el simple envejecimiento del corazón, son causas de arritmia. Entre los demás orígenes, hay que mencionar: embolia pulmonar, bronconeumopatías, trastornos hidroelectrolíticos, determinados fármacos (diuréticos, determinados antiarrítmicos, etc.), tabaquismo, estimulantes como el café, el alcohol.
El mecanismo de las arritmias es muy variado. Un área del miocardio (tejido muscular del corazón) puede volverse particularmente excitable. Puede producirse una anomalía en la conducción del impulso a través del tejido nodal. La insuficiencia coronaria es una causa frecuente de arritmias, debido a la falta de oxigenación del tejido cardíaco. Las bradicardias pueden deberse a una disfunción del tejido ganglionar.
Signos y síntomas
Son variados. Estos son, con mayor frecuencia, síncope, dificultad para respirar, palpitaciones, malestar, descenso de la presión arterial, angina (angina) o signos de insuficiencia cardíaca.
En caso de palpitaciones, es importante tener en cuenta si los latidos son regulares o irregulares, si el inicio del trastorno es progresivo o repentino y cuánto tiempo ha pasado, y anotar la frecuencia cardíaca, cuando sea posible.
Diagnóstico
Lo proporciona el electrocardiograma en momentos de crisis, de ahí el interés de la monitorización mediante registro a largo plazo (holter). En este caso, el paciente lleva puesto un receptor y una grabadora durante uno o más días. A veces está indicado un electrocardiograma endocavitario (registro mediante un electrodo montado a través de una vena en las cavidades cardíacas derechas). Este es un examen especializado que se realiza en un entorno hospitalario.
Procesando
Utiliza fármacos antiarrítmicos que disminuyen la excitabilidad del corazón, aceleran o disminuyen la frecuencia del ritmo o influyen en el sistema nervioso simpático. También es posible la estimulación cardíaca, temporal o permanente (marcapasos). En algunos casos, se realiza electroterapia (descarga eléctrica). Algunas arritmias graves requieren la implantación de un desfibrilador cardíaco, que administra una descarga eléctrica cuando se produce una arritmia, evitando el síncope o, peor aún, la muerte súbita. También es posible prever una destrucción muy localizada, por energía eléctrica o radiofrecuencia, de la zona de origen del trastorno. Algunos trastornos rítmicos, especialmente en ausencia de enfermedad cardíaca, no requieren tratamiento.