Atenas – Historia de Atenas en la antigüedad

Atenas (nombre de la diosa griega Atenea) es una ciudad ubicada al sur del territorio griego y en la antigüedad desarrolló poder en la región. Su suelo no era muy fértil, lo que dificultaba el acceso de toda la población a alimentos como el trigo. Sin embargo, al estar ubicado entre colinas, el cultivo de olivos y uvas favoreció la producción de aceites y vinos, que siguen siendo una parte importante de la cocina griega, que tiene características mediterráneas.

Vista del Partenón en la Acrópolis de Atenas. Foto: Sven Hansche / Shutterstock.com

Uno de los primeros factores que llevaron a Atenas a destacar y ganar poder fue el Puerto del Pireo, que es uno de los puertos más grandes del Mediterráneo. Fue él quien impulsó el comercio marítimo, posibilitando la expansión del dominio ateniense en el siglo VIII a.C. Atenas era una ciudad micénica, es decir, formaba parte de la Civilización Micénica, que se basaba en el comercio e involucraba a varias ciudades, en el período del 1600 al 1050 a. C., entre ellos Atenas.

Durante el período homérico, Atenas dominó políticamente el Ática. Los atenienses vivían bajo regímenes aristocráticos y la tierra se concentraba en una pequeña parte de la población, los eupátridas. Por otro lado, la mayor parte de la población estaba formada por campesinos y artesanos que tenían dificultades para sobrevivir y que, a menudo, por ello, acababan esclavizados por deudas. La esclavitud era una práctica común en el mundo antiguo. Sin embargo, este sistema no puede confundirse con el proceso de esclavitud de las poblaciones africanas, intensificado por el proceso de dominación europea en las Américas y que se caracterizó por la diáspora.

El crecimiento de Atenas se debió en gran parte a su ubicación estratégica para el comercio marítimo. El enriquecimiento de los comerciantes de la región aumentó el poder político y económico de Atenas. Como resultado, la aristocracia ateniense estaba bajo presión. La democracia ateniense surgió como una forma de garantizar una cierta participación política de los ciudadanos y para que los eupatridas no fueran los únicos en tomar decisiones en los asuntos públicos. Este sistema trajo garantías, pero también incertidumbres. La solución encontrada fue promover una estrategia que pudiera eliminar a quienes representaban una amenaza para la unidad ateniense. El ostracismo fue una forma de exilio que alienó a individuos considerados peligrosos durante diez años. Esta fue una estrategia que evitó guerras y conflictos internos.

Atenas pasó por varias guerras y conflictos. En el siglo V a. C. se enfrentaron a los persas en las Guerras Médicas, que intentaron invadir el territorio ateniense. Los persas fueron derrotados y Atenas salió fortalecida y con prestigio en la región. A partir de entonces, Atenas pasó a ser considerada la ciudad más importante de Grecia. En 431 a. C. se enfrentó a Esparta en la Guerra del Peloponeso, un conflicto que fue registrado y descrito por Tucídides en “La historia de la guerra del Peloponeso”.

Pero no solo de las guerras y disputas comerciales vivió Atenas. Además de ser la cuna de la democracia, la forma de desarrollo urbano y las actividades intelectuales siguen siendo representativas de la historia del mundo occidental. Atenas puede considerarse como un centro cultural que irradia estética, filosofía y arte al mundo antiguo. Filósofos importantes de la época fueron atenienses, como Sócrates.

Atenas era, por tanto, un centro artístico, económico, intelectual y cultural de la Antigua Grecia. Su posición estratégica y centralización política le dio prestigio y reconocimiento en la región. Atenas se vio debilitada por la guerra del Peloponeso, pero aun así sus formas de gobierno, organización social, expresión artística y cultural se extendieron por todo el mundo occidental.

Referencia:

FUNARI, Pedro Paulo. Grecia y Roma. São Paulo: Contexto, 2002.


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