La presencia en alto o bajo grado de bacterias en el torrente sanguíneo se denomina bacteriemia. Si la cantidad de bacterias en el arroyo no es significativa, es muy probable que el organismo se encargue de sacarlas de la circulación. Sin embargo, si el número es alto, los anticuerpos no serán suficientes y será necesaria una intervención farmacológica (a través de medicamentos específicos, antibióticos). Sin embargo, dependiendo de la velocidad de evolución del estado del paciente, esta bacteriemia deja de ser «preocupante» y se vuelve letal, culminando en una shock séptico. En este caso, lo que ocurre es la infección de la sangre (la septicemia) y puede provocar la muerte.
El diagnóstico se realiza mediante extracción y análisis de sangre, aislada y en medio de cultivo. La bacteriemia suele ser temporal y asintomática, pero cuando no lo es, es muy probable que se propague a otros lugares además del origen. Si llega a este punto, la situación clínica del paciente es grave o muy grave. Por esta razón, en muchos pacientes categorizados en el grupo de riesgo, se administran antibióticos y / o fármacos similares para evitar un shock séptico, que probablemente conduciría a la muerte del paciente.
Aún hablando de la prueba diagnóstica, cabe destacar que es esencial asepsia y cuidado, así como una mayor atención en el manejo del hemocultivo del paciente en cuestión. Muchas veces el diagnóstico se hace erróneamente porque el cultivo fue contaminado por agentes externos y esto pasó desapercibido a los ojos de quienes se encargaron de este análisis. Es necesario realizar el cultivo varias veces hasta que se realice el diagnóstico con certeza, para dispensar o no utilizar medicación.
Bibliografía:
http://en.wikipedia.org/wiki/Bacteremia
http://www.msd-brazil.com/msdbrazil/patients/manual_Merck/mm_sec17_176.html
http://www.britannica.com/EBchecked/topic/48200/bacteremia