Biología forense: aplicación de la biología en la resolución de delitos.

En los últimos años, los seriales han ganado mucho espacio en la televisión y en los más diversos medios, y un género que se ha hecho bastante famoso es el de las series de temática investigativa. Entre estos el CSI – (Investigación de la escena del crimen) se destacó por presentar a científicos forenses usando sus conocimientos para resolver crímenes. La palabra forense tiene su origen en la palabra foro, que es el lugar que alberga al Poder Judicial, es decir, el órgano que tiene la facultad de juzgar las situaciones y delitos presentados.

En este contexto, surge la ciencia forense para utilizar todo el conocimiento científico disponible para ayudar en la solución de casos penales y legales, reuniendo y analizando de la manera más detallada y precisa posible. Las ciencias forenses involucran varias áreas del conocimiento, como la física, la química y, por supuesto, la biología. ¿Cómo puede la biología ayudar a resolver crímenes?

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O biólogo forense Su función es recolectar evidencia biológica que ayude en la resolución de crímenes. Una de las ramas más utilizadas en biología forense es entomología. La entomología es el estudio de los insectos, por lo que en la biología forense la entomología contribuye al estudio de insectos y artrópodos asociados con escenas del crimen y problemas criminales. ¿Cómo funciona eso?

El entomólogo forense es cuidadoso en su análisis. Foto: Couperfield / Shutterstock.com

Después de la muerte, todo organismo pasa por la etapa en la que comienza a descomponerse. Con la muerte, el metabolismo deja de existir, los órganos pierden sus funciones, por lo que no hay más regeneración y renovación celular, lo que hace que los tejidos y las células comiencen a perecer. Este proceso de descomposición es realizado y acelerado por microorganismos, y también por algunos animales, entre ellos, los principales son los artrópodos. Lo más probable es que cuando haya visto algún material orgánico en descomposición, ya sean animales muertos o alimentos dejados en la basura durante un período de tiempo, haya notado la presencia de larvas. Resulta que muchos artrópodos ponen sus huevos en estos materiales, de modo que cuando eclosionan, sus larvas tienen cerca una buena fuente de alimento. Estos artrópodos, que se alimentan de materia orgánica en descomposición, especialmente materia animal, se denominan artrópodos carroñeros. Entre estos, los insectos ocupan un lugar destacado, especialmente especies de moscas y escarabajos. ¿Cómo pueden ayudar los carroñeros a resolver crímenes?

Como se ha dicho, la mayoría de estas especies ponen sus huevos en cadáveres, por lo que al analizar un cadáver que tiene larvas, el biólogo forense puede determinar cuánto tiempo lleva muerto, en función de la edad y el tamaño de las larvas y así confirmar el intervalo. Post mortem, es decir, el intervalo desde que la persona muere hasta que es encontrada y/o analizada. Otra información que se puede obtener del estudio de los insectos carroñeros es la escena del crimen. En algunos casos, el cadáver puede ser transportado de un lugar a otro en un intento de ocultar el crimen. En estos casos, el biólogo forense analiza las especies de larvas encontradas, ya que, como los insectos suelen tener una vida corta, puede encontrar especies que no se dan en el lugar donde se encontró el cadáver, logrando así determinar, a través de las larvas, la región donde se encontró el cadáver, ese individuo fue asesinado.

Los estudios de biología forense en Brasil comenzaron en 1908, principalmente a través del trabajo de dos científicos: Oscar Freire y Edgard Roquette Pinto. Estos dos investigadores comenzaron a observar la relación entre los insectos carroñeros y los cadáveres humanos. Ya en la historia, el primer caso considerado de biología forense fue en el siglo XIII, en China, donde descubrieron al asesino de un granjero al que le degollaron las moscas que se posaron en su guadaña atraídas por la sangre de la víctima.

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Referencias:

Pujol-Luz, JR, Arantes, LC, & Constantino, R. (2008). Cien años de entomología forense en Brasil (1908-2008). Revista Brasileña de Entomología, 52(4), 485-492.

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