Cáncer que afecta a la glándula mamaria de la mujer, principalmente en forma de adenocarcinoma (cáncer del tejido glandular), a veces en forma de sarcoma (cáncer del tejido conectivo).
El cáncer de mama afecta a una de cada once mujeres, siendo el grupo de edad más afectado el de 50 a 60 años; solo el 5% de los pacientes tenían menos de 35 años en el momento del diagnóstico. Es el cáncer más común en las mujeres y el número de casos aumenta constantemente.
Factores favorables
El riesgo de que ocurra esta enfermedad es mayor cuando existen casos de cáncer de mama en la familia: madre, hermana o tía. Se han identificado genes de susceptibilidad (BRCA1 y BRCA2) que están presentes en el 5% de los casos. En los portadores de estos genes, el riesgo es del 85%. También existen factores hormonales, caracterizados por pubertad precoz (antes de los 10 años), menopausia tardía (después de los 55 años), un primer embarazo después de los 30 años. Las mujeres que han tenido un quiste o un tumor de mama benigno, ya sea que hayan sido tratadas o no, deben ser monitoreadas regularmente debido a un mayor riesgo. No se ha probado ni el papel cancerígeno de las píldoras de estrógeno-progestágeno ni el papel protector de la lactancia materna. Por otro lado, la terapia de reemplazo hormonal que combina estrógenos y progestágenos después de la menopausia conlleva un mayor riesgo si se prolonga.
Signos y síntomas
El cáncer de mama puede manifestarse como un bulto (bulto), una secreción de líquido transparente o sanguinolento del pezón, una deformación de la forma de la mama o el pezón (retracción), más raramente dolor. A veces no muestra ningún signo y, en la actualidad, a menudo se demuestra mediante una mamografía (examen radiológico de la mama) que se lleva a cabo de forma sistemática como parte del seguimiento médico individual o durante una campaña de detección.
Diagnóstico
El cáncer de mama se descubre durante un examen sistemático realizado por el ginecólogo o por la propia paciente durante un autoexamen de mama. El diagnóstico se confirma mediante una mamografía y posiblemente una ecografía mamaria, y una punción del quiste o nódulo (biopsia), cuyo líquido o células se examinan al microscopio en busca de células tumorales.
El diagnóstico de cáncer de mama siempre debe confirmarse mediante el examen histológico de una muestra de tejido (biopsia). Estas biopsias se realizan por vía percutánea, con agujas especiales. Son guiados por ultrasonido o por un proceso de imagen que combina un mamograma y un sistema de guía computarizado llamado mamotomo.
Evolución
Como la mayoría de los cánceres, el cáncer de mama se desarrolla primero a nivel local, se disemina a los órganos cercanos y los ganglios linfáticos axilares, luego se disemina a través del torrente sanguíneo (metastatiza), especialmente a los huesos, el cerebro, el hígado y los pulmones. Estas metástasis pueden aparecer tardíamente, hasta 10 años después del descubrimiento del cáncer inicial.
Procesando
Se pueden realizar cuatro tratamientos, a veces de forma aislada, a veces en combinación: cirugía, quimioterapia, radioterapia, terapia hormonal.
Cirugía suele ser el primer tratamiento considerado. Hoy en día, la mayoría de las veces consiste en la extirpación del tumor (tumorectomía), asociada con el examen histológico inmediato (llamado extemporáneo) de este último, la mujer aún se encuentra bajo anestesia general: si el examen histológico confirma la naturaleza maligna del tumor, Se lleva a cabo la ablación de los ganglios de la axila (disección de los ganglios linfáticos axilares), debiendo obtenerse previamente el acuerdo para esta posible extensión del procedimiento quirúrgico. Para tumores grandes o múltiples, aún se realiza la mastectomía (extirpación de la mama). Para tumores pequeños, se puede proponer la técnica del ganglio centinela con el fin de minimizar las secuelas funcionales en el brazo, sabiendo que es necesaria una disección axilar adicional en caso de afectación del ganglio centinela.
Radioterapia, realizada tras una tumorectomía, consiste en irradiar la mama y la periferia de la zona extirpada para evitar recidivas locales. El tratamiento generalmente consta de 4 o 5 sesiones por semana durante 5 a 6 semanas.
Quimioterapia se puede utilizar como complemento de la extirpación quirúrgica del cáncer primario. Se utiliza en primera intención en caso de cáncer de mama con signos inflamatorios. Las metástasis también se tratan con quimioterapia. El tratamiento consiste en la combinación de varios fármacos (terapia multimedicamentosa) en un hospital de día, de forma ambulatoria. Dada la causticidad de los productos administrados, requiere la instalación previa de una cámara implantable para evitar la extravasación (difusión del producto fuera de un vaso), fuente de necrosis cutánea.
Terapia hormonal, muy a menudo combinado con otros tratamientos, consiste en tomar antiestrógenos orales durante 5 años cuando el cáncer es hormonodependiente, es decir, el tumor contiene receptores hormonales (elementos ubicados en la superficie de determinadas células y destinados a recibir mensajes hormonales).
Las nuevas moléculas están llegando al mercado y se ofrecen en el marco de protocolos clínicos multidisciplinares.
Finalmente, se debe ofrecer ayuda psicológica y seguimiento médico dadas las posibles repercusiones psicológicas de esta situación.
Pronóstico y cribado
Cuando el cáncer de mama se trata temprano, tiene un buen pronóstico. Este pronóstico depende de la edad de la paciente, la afectación de los ganglios linfáticos, el tamaño del tumor y su perfil inmunohistoquímico (receptores hormonales, sobreexpresión de HER2). El seguimiento regular de una mujer que ha tenido cáncer de mama y la reanudación del tratamiento ante el menor signo de recurrencia mejora aún más este pronóstico. Además, una mujer que se haya sometido a tratamiento por cáncer de mama puede considerar tener un hijo: se debe observar un período de 2 años después del final del tratamiento para controlar la progresión de la enfermedad. Sin embargo, no se recomienda amamantar.
Mejorar el pronóstico del cáncer de mama requiere una detección precoz: examen ginecológico regular (todos los años), mamografía sistemática (cada 2 años a partir de los 50 años), autoexamen de las mamas por parte de la mujer y consulta médica ante la más mínima anomalía detectada.
Formas histológicas específicas
Además de los cánceres invasivos, existen formas superficiales, conocidas como “intracanal” o “in situ”, sin riesgo metastásico. Con mayor frecuencia, resultan en microcalcificaciones descubiertas en una mamografía sistemática. Su tratamiento es puramente local y su pronóstico es muy bueno.
Ver : ganglio centinela.
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