Complejo de superioridad –

La persona con un Complejo de superioridad está tratando de compensar los sentimientos de inferioridad que le son inherentes. Este término fue creado por el psicólogo Alfred Adler, discípulo de Freud, quien luego rompe con el maestro y creador de la Psicología Individual. El sujeto que desarrolla este sentimiento ve en los demás, juzgados por él como sus subordinados, rasgos de inferioridad que realmente le pertenecen, es decir, es un juego de proyecciones. Así, tiende a marginarlos, así como también se siente excluido, atribuyéndoles las mismas características que le atribuyen los demás. Es muy común que estos individuos sean vistos como arrogantes y pretenciosos.

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Foto: Phovoir / Shutterstock.com

El ser con Complejo de Superioridad no puede equilibrar su potencial y sus límites, considerándose alguien con valor y aptitud sobreestimados. Sus perspectivas sobre sí mismo son extremadamente altas y cree que tiene mucho más poder para lograr de lo que realmente tiene. Suele tener una vanidad inusual, que se refleja en su propia forma de vestir, en sus acciones y actitudes, incluso en su forma de hablar, que en ocasiones es exagerada y presuntuosa. Tratando de lucir mejor que los demás, el sujeto se revela intolerante, siempre contradiciendo el punto de vista del otro y esforzándose por dominar a los que juzga inferiores a él.

Al sentirse esencialmente inferior, una persona intenta parecer superior a sí misma más que a los demás. Aunque aparentemente superior, teme ser despreciada socialmente, se siente insegura, tiene baja autoestima, aunque todos estos sentimientos están ocultos en su inconsciente, pero no menos intolerables para su mente. Es en este momento que el hombre crea las famosas máscaras, tan presentes en la rutina de nuestra sociedad, para verse mejor que los demás. A menudo aislado de la vida social por alguna razón o inmerso en ensoñaciones, el individuo puede recurrir a este Complejo como una forma de sobrevivir frente a su inadecuación a la sociedad.

Por tanto, es ineludible: los complejos de superioridad e inferioridad están siempre muy cerca y pueden coexistir pacíficamente en un mismo sujeto, a lo largo de su existencia. Pero, ¿cómo identificar a quienes portan estos complejos en su interior? En ocasiones, el comportamiento agresivo y presuntuoso de la persona ya indica la presencia de estos trastornos, pero en otros casos la presencia de los signos más frecuentes es tan sutil que solo en momentos extremos de estrés o ansiedad revelarán explícitamente la presencia de estos síntomas. Desde la perspectiva social, estas personas son, en algunos casos, caritativas, voluntarias en un trabajo benévolo, preocupadas por el bien de los demás y de la comunidad, pero simultáneamente esconden en su núcleo el sentimiento de ser mejores y más nobles que otros.

En el momento en que las personas se desmoronan, el hombre se revela como realmente es, a menudo cobrando por sus acciones generosas, devaluando el esfuerzo de los demás. La presión de las sensibilidades y los remordimientos es muy fuerte, así como es difícil vivir con las críticas, aprender a aceptarlas, digerirlas y utilizarlas en nuestro beneficio. A menudo, el Complejo de Superioridad se activa como mecanismo de defensa, ante cualquier amenaza a nuestro Ego. Luchar contra un sentimiento inconsciente, que no podemos afrontar, que rechazamos incluso cuando lo vislumbramos, es una tarea que requiere mucha firmeza y determinación. Se necesita mucho autocontrol para vivir con los rasgos de personalidad opuestos en perfecta armonía e ir más allá, valorando las acciones de quienes nos rodean, sea cual sea el contexto.

Fuentes
http://www.mariuzapregnolato.com.br/

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