Coníferas (División Coniferophyta) – Plantas

A coníferasda División de coniferofitas, pertenecen al grupo de las gimnospermas. Las gimnospermas son plantas vasculares que tienen semillas pero no flores ni frutos. Estas plantas ya no dependen directamente del agua para reproducirse. El grupo de las coníferas tiene el mayor número de especies entre las gimnospermas, incluyendo araucarias, pinos, abetos, piceas, secoyas y cipreses. Suelen ubicarse en regiones frías, formando grandes bosques en las zonas templadas del hemisferio norte. El pino Paraná o araucaria (araucaria angustifolia) es una gimnosperma que se encuentra en el sur de Brasil (Figura 1). Esta especie produce una semilla comestible, el pinhão (Figura 2), muy apreciada tanto por humanos como por animales.

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Figura 1: Individuo adulto de araucaria. Foto: Costa Rodrigues / Shutterstock.com

Figura 2. Detalle de la semilla comestible de araucaria, llamada pinhão. Foto: Iuliia Timofeeva / Shutterstock.com

reproducción

Como en todas las gimnospermas, en las coníferas la generación esporofítica (2n) prevalece sobre el gametofito (no). Las estructuras reproductivas se organizan casi siempre en estróbilos, a los que popularmente se les conoce como conos o piñas. En muchas especies las hojas son alargadas y con forma de aguja, llamadas agujas. En los pinos se agrupan en manojos, cada uno con un número determinado de agujas, que puede variar entre una y ocho, según la especie. Ciertas características de las hojas de las coníferas muestran adaptaciones a las condiciones ambientales de escasez de agua, como una gruesa cutícula que recubre la epidermis y los estomas ubicados en la superficie abaxial (parte inferior).

Los pinos del género pino se encuentran entre las coníferas más conocidas, por lo que se utilizarán como ejemplos para el ciclo de vida de este grupo (Figuras 3 y 4). Estas plantas son monoicas, es decir, tanto los estróbilos masculinos (microsporangios) como los femeninos (megasporangios) están presentes en el mismo individuo, y estas estructuras son responsables de la producción de microsporas y megasporas, respectivamente. Las esporas de las gimnospermas y las angiospermas se retienen en el esporofito y no se liberan como en las plantas vasculares sin semillas.

Figuras 3 y 4: Representantes de coníferas. Individuo adulto de pino (izquierda). Estróbilos macho (flechas) y hembra en pinos (derecha). Fotos: Fotografía de Peter Turner, Iryna Loginova / Shutterstock.com

Cada microspora formada dará lugar al gametofito masculino, también conocido como grano de polen. Es una estructura muy pequeña, compuesta por solo cuatro celdas, que quedan protegidas por la pared de esporas. En los strobiles femeninos hay un tejido de cobertura (2n) llamado tegumento, que protege al megasporangio. En el tegumento hay una abertura, llamada micropilo, por donde penetran los granos de polen. Dentro del megasporangio hay un tejido nutritivo conocido como nucela (2n) y una célula diploide que sufre meiosis y da lugar a cuatro células haploides, tres de las cuales degeneran y solo una es viable.

La polinización ocurre cuando los granos de polen se liberan del microsporangio y son transportados por el viento. Este tipo de polinización se llama anemofilia. La megaspora se desarrolla en el interior del óvulo, dando lugar al gametofito femenino, que se diferencia en la región próxima al micrópilo en un arquegonio que contiene un óvulo. El grano de polen germina y forma una estructura alargada, llamada tubo polínico, que crece hacia el arquegonio. Una de las células del grano de polen, la célula generativa, se divide por mitosis, formando los dos gametos masculinos, que en las coníferas no tienen flagelos. Estas células penetran en el tubo polínico y una de ellas fecunda el óvulo, dando lugar al cigoto, mientras que la otra degenera.

El cigoto se convierte en el embrión, que permanece dentro del megagametofito. Este comienza a acumular reservas nutritivas y alrededor de él se desarrolla un caparazón duro. Estas estructuras dan origen a la semilla, que será liberada cuando esté madura. Al caer al suelo, si las condiciones son favorables, la semilla germinará y dará lugar a una nueva planta, reiniciando el ciclo. El ciclo de vida del pino se ilustra en la Figura 5.

Figura 5 – Ciclo de vida del pino, una conífera. Ilustración: Kazakova Maryia / Shutterstock.com (adaptado)

Referencia bibliográfica:

Cuervo, P.; Evert, RF & Eichhorn, SE 2007. Biología vegetal. 7ª ed. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 830 p.

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