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El 11 de noviembre de 1918 terminó la Primera Guerra Mundial. El gobierno alemán firmó la rendición, aceptando todas las imposiciones de los vencedores.
Luego, los ganadores se reunieron en Versalles, Francia, donde discutieron los términos del Tratado de Versalles.
Principales consecuencias
La Primera Guerra Mundial dejó miles de muertos, cambió el mapa europeo y la forma de hacer diplomacia.
Pérdidas humanas y materiales
La guerra dejó casi 13 millones de muertos y 20 millones de heridos y mutilados.
En este conflicto se utilizaron armas poderosas: gases asfixiantes, cañones de largo alcance, ametralladoras, lanzallamas, tanques, aviones y submarinos. Muchos se utilizaron por primera vez en una guerra.
Incluso los países victoriosos habían perdido gran parte de su población masculina joven y los que regresaban de la guerra estaban mutilados o gravemente enfermos mentales. Las pérdidas materiales también fueron enormes y hubo que reconstruir carreteras, puentes, ciudades enteras.
Comenzó un período de decadencia en Europa, con los problemas sociales del desempleo, el hambre y la miseria. La inestabilidad política y social favoreció el surgimiento de regímenes totalitarios.
Ante esta situación, las sociedades se mostraban aprensivas ante la posibilidad de un nuevo conflicto mundial de mayores proporciones y consecuencias que el primero, que de hecho sucedió con la Segunda Guerra Mundial.
Nuevos paises
Cuatro imperios que se consideraban sólidos antes de 1914 simplemente colapsaron: el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano.
Con el Tratado de Versalles surgieron nuevos países de los escombros de estos imperios, como Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Austria, Hungría, Estonia, Lituania y Letonia.
El Imperio Otomano, por otro lado, vio cómo sus fronteras se reducían. Surgió el estado moderno de Turquía, que tuvo que reconocer la independencia de Armenia. Le correspondió a Francia e Inglaterra administrar bajo mandato los territorios de Siria, Líbano e Irak.