Consumo consciente – Ecología –

O consumo consciente o sostenible implica la búsqueda de productos y servicios ecológicamente correctos, ahorrando recursos, utilizando los bienes hasta el final de su vida útil y reciclando materiales. El consumo incontrolable y compulsivo de la sociedad a lo largo del tiempo ha tenido consecuencias muy negativas para el medio ambiente. Este exceso de consumo ha provocado una sobreexplotación de los recursos naturales, que puede conducir al agotamiento y escasez de estos recursos, comprometiendo el equilibrio ambiental.

O consumidor consciente, desde una perspectiva ecológica, es alguien que se preocupa por su bienestar, con la sociedad actual y con la calidad de vida de las generaciones futuras y con la expectativa de contribuir a la mejora de la calidad de vida para todos. Los consumidores conscientes saben que pueden ser un agente transformador de la sociedad a través de su acto de consumo y, de esta forma, tratan de encontrar un equilibrio entre su satisfacción personal y la sostenibilidad, maximizando los impactos positivos y minimizando los negativos de sus elecciones de consumo. Por tanto, se puede entender que el consumo consciente es una forma de vida que valora la responsabilidad hacia el medio ambiente como forma de preservar y mantener un entorno social de mayor calidad; siendo esta una elección del individuo que toma para sí esta conciencia ambiental y la transforma en acciones cotidianas capaces de movilizar a otras personas.

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Dicho esto, se puede decir que el consumo consciente se caracteriza por cuatro dimensiones: conciencia ecológica, ahorro de recursos, reciclaje y planificación del consumo. La conciencia ecológica refleja la fase de adquisición de un bien, lo que indica la preferencia de los consumidores por productos, servicios y empresas ecológicamente correctos. Esta dimensión se sustenta en actitudes que movilizan a la sociedad en relación al cuidado del medio ambiente y la práctica del consumo consciente. El ahorro de recursos indica la fase de uso del bien adquirido, destacando la racionalización o reducción del desperdicio de recursos, como el agua y la electricidad. En esta etapa, también se busca un mayor uso de medios de transporte alternativos (generando menos impactos negativos), como caminar, andar en bicicleta y el transporte público en lugar del automóvil. El reciclaje retrata la fase de disposición del bien, con prácticas que permiten la reutilización y reutilización de materiales, como la separación de los productos desechados para ser reutilizados nuevamente. Este paso recuerda el cuidado del medio ambiente al final del ciclo de vida de los productos, haciendo referencia al comportamiento medioambiental. Finalmente, la planificación del consumo se refiere a la compra de productos usados ​​y la preocupación por reutilizar los productos siempre que sea posible. Esta planificación del acto de cuándo, cómo y por qué consumir representa la propensión a un estilo de vida más simple, menos consumista, que genera menos impactos negativos en el medio ambiente, y de esta manera optimiza el uso racional de los recursos.

Por tanto, el consumo consciente es un estilo de vida voluntario, diario y solidario que busca asegurar la sostenibilidad de la vida de forma equilibrada para que tanto las generaciones actuales como las futuras puedan disfrutar de los recursos del planeta.

Referencias bibliográficas:

MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE. Quién es el consumidor consciente.

Ribeiro, Maurício A. Desafíos del consumo consciente.

Ribeiro, Juliane A. & Veiga, Ricardo T. 2011. Proposición de una escala de consumo sostenible. Revista de Administração (São Paulo) 46 (1): 45-60 p.

Toni, Deonir de; Larentis, F. & Mattia, A. 2012. Consumo consciente, valor y lealtad en productos ecológicamente correctos. Revista de Administración Revista FACES (Belo Horizonte) 11 (3): 136-156 p. ISSN 1984-6975 (en línea). ISSN 1517-8900 (impreso).

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