Contractura muscular – causas, cómo evitar, tratamientos

LA espasmo muscular se caracteriza como una lesión muscular, estando relacionada tanto con la actividad deportiva como con la ausencia de la misma. Las lesiones musculares, independientemente de su origen, son las causas más frecuentes de incapacidad física para la práctica deportiva e incluso para la realización de algunas actividades de la vida diaria.

Causas

Las fibras musculares se originan a partir de un hueso o tejido conjuntivo denso, uniéndose a otra estructura ósea a través del tendón. El origen muscular y la inserción en las estructuras posibilitan el desarrollo de ciertos movimientos, para permitir funcionalidad a la estructura y al organismo en su conjunto. Generalmente, la contractura puede ocurrir por factores simples o de cierta complejidad, donde podemos mencionar algunos como:

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  • Mala postura;
  • Estrés psicológico;
  • Mal gesto técnico;
  • Rigidez muscular y falta de flexibilidad;
  • fatiga generalizada;

Las contracturas suelen estar asociadas a grupos musculares encargados de mantener la postura, generalmente músculos ubicados en el cuello, hombros, lumbares, glúteos, muslo posterior, entre otras regiones. Las contracturas pueden surgir repentinamente, como consecuencia de un traumatismo (micro o macrorotura) o como consecuencia de un movimiento brusco, y pueden desarrollarse con el tiempo de forma progresiva y gradual debido a la asociación de malas posturas junto con hábitos poco practicados como actividad física y estiramientos. LA La contractura muscular se produce cuando el músculo se contrae de forma incorrecta y no consigue volver a la posición relajada inicial.o

Las contracturas musculares causan mucho dolor en el cuerpo. Foto: junio / iStock.com

Síntomas

El dolor resultante de la contractura muscular puede caracterizarse por un aumento de la intensidad durante el movimiento, lo que puede limitar la amplitud y la fuerza muscular. A la palpación también se pueden identificar pequeños nódulos, con dolor irradiado o sólo local. El aumento de la tensión muscular puede generar asimetrías en la ejecución de los movimientos, que pueden estar asociadas a desequilibrios musculares previamente desapercibidos.

Diagnóstico

Para que el paciente sea evaluado, es necesario un examen físico cuidadoso para que la estructura muscular pueda ser evaluada correctamente, con el fin de ofrecer las mejores opciones de tratamiento para la recuperación estructural. Normalmente, el tacto durante el examen físico presentará indicaciones de que el lugar donde se encuentra la contractura puede estar sensible al tacto, hinchado y enrojecido. Del examen físico se pueden observar posibles alteraciones o incluso secuelas derivadas del estado patológico de la musculatura. El diagnóstico se puede realizar mediante exploración física y pruebas de imagen.

Tratamiento

El tratamiento de las contracturas musculares se puede realizar de forma más conservadora, utilizando antiinflamatorios, analgésicos y calor, así como utilizando recursos más sencillos como el calor superficial, el calor profundo, técnicas de terapia manual con movimientos que favorezcan la relajación, el estiramiento y, en algunos casos, casos puntuales pueden requerir fisioterapia debido a la cronificación de la lesión.

Prevención

Algunos cuidados se vuelven imprescindibles cuando el individuo presenta contracturas musculares con cierta frecuencia, o incluso en períodos de mayor esfuerzo físico y exigencia laboral, a saber:

  • Dormir con una almohada adecuada para mejorar la postura;
  • Cuidar la postura en la vida cotidiana, desde la postura al acostarse hasta la postura en el desarrollo de gestos laborales o deportivos;
  • Obligarse a no adaptar su postura en ninguna situación diaria;
  • Cuidar los factores que predisponen a la aparición de contracturas musculares, como el estrés, la tensión y la preocupación, buscando la relajación siempre que sea posible;
  • Evite movimientos y esfuerzos bruscos que requieran una exageración innecesaria;
  • Evite las posturas adaptativas, como cruzar las piernas al sentarse, acostarse boca abajo, forzar cualquier estructura corporal durante largos períodos de tiempo;
  • Tomar descansos durante la jornada laboral, priorizando los movimientos de estiramiento o facilitando la relajación de la tensión diaria;
  • Realizar actividades físicas regularmente, promoviendo así una mejora significativa en el estado general de salud;
  • Priorizar la buena calidad del descanso, ya sea entre los días de actividad física o actividades laborales;
  • Procura mantener un sueño de buena calidad, priorizando el descanso físico y mental para que el organismo pueda realizar sus funciones sin riesgo de lesiones.

Referencias:

NETTER, Frank H.. Atlas de anatomía humana. 2ª edición Porto Alegre: Artmed, 2000.

TORTORA, Gerard J. Cuerpo Humano – Fundamentos de Anatomía y Fisiología. Puerto Alegre. 4ª ed. Editorial Artmed. 2000

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