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LA depresión es una enfermedad multifactorial. Junto a sus comorbilidades, se le considera “el mal del siglo XXI”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ubica como una de las principales causas de «años vividos con discapacidad» y “Pérdida de años en términos de muerte prematura y pérdida de años de vida productiva”.
El problema, aunque epidémico, no es nuevo en el campo de los síntomas. Ha sido reconocido desde la antigüedad, cambiando sus características de vez en cuando, de cultura en cultura, pero siempre siguiendo de cerca el destino de los seres humanos (Starobinski, 2016). Así, para describirlo, es importante ubicar no solo la subjetividad del tiempo y sus modalidades de sufrimiento, sino también los discursos que los desmembran, siendo actualmente el de las psicologías y la medicina.
Hay ilustraciones históricas de las diferentes perspectivas bajo las cuales se ha estudiado la depresión. En el pasado, la patología estaba directamente asociada a la melancolía: Hipócrates, el padre de la Medicina, la describió hacia el 460 a. C. como una “enfermedad de la bilis negra”, que llevaría al abandono de la existencia y la posesión de una relación con la vida marcada por el dolor. Posteriormente, el psicoanálisis lo reconoció como paradigma del sufrimiento en unidad con la desaceleración y no renovación del deseo, presentándose en formas angustiadas, narcisistas, hipomaníacas, psicóticas o de duelo. Posteriormente, la medicina descubrió sus bases fisiológicas, como una baja concentración de los neurotransmisores serotonina y dopamina que actúan en la comunicación neuronal.
Actualmente, la detección y codificación de la depresión están estandarizadas. Los organizadores son los CID–11 (Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados), publicado por la OMS, y el DSM-5, manual de diagnóstico y estadístico elaborado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
Síntomas
La depresión provoca cambios en varias esferas. Presentar algunos de ellos no significa estar enfermo, ya que no es necesario tenerlos todos para recibir el diagnóstico. La lista de estos síntomas es la siguiente:
- Síntomas afectivos y anímicos: tristeza prevaleciente, llanto frecuente, apatía (indiferencia afectiva), sensación de vacío, aumento de la irritabilidad.
- Cambios en volición y psicomotricidad: desánimo, anhedonia (neutralización de la experiencia del placer), ralentización psicomotora, estupor / catatonia, negatividad (rechazo a la comida, interacción personal, etc.) y alteraciones del habla como su disminución, lentitud, reducción de volumen y aumento de la latencia entre preguntas y respuestas.
- Cambios ideativos: ideación negativa, pesimismo, arrepentimiento, aburrimiento, culpa, cavilaciones de agravios, realismo depresivo (inferencias realistas y pesimistas sobre la vida), ideas de muerte, deseo de desaparecer o ideación suicida.
- Cambios en las esferas instintiva y neurovegetativa.: fatiga, cansancio fácil, insomnio / hipersomnia, disminución / aumento del apetito, estreñimiento, palidez, piel fría, disminución del deseo y de la respuesta sexual.
- Cambio en la autoevaluación: autodepreciación disminución de la autoestima, sentimiento de insuficiencia / vergüenza
- Cambios cognitivos atención / concentración y déficit de memoria secundaria, dificultad para tomar decisiones, pseudodemencia depresiva
Subtipos de síndromes y trastornos depresivos
Clasificar la depresión en múltiples subtipos es un desafío psicopatológico continuo (Kupfer et al., 2012; Singh; Gotlib, 2014). Según ICD-11 y DSM-5, la enfermedad se presenta de las siguientes formas:
- Episodio de depresión y trastorno depresivo mayor recurrente
- Trastorno depresivo persistente y trastorno distímico
- depresión atípica
- Depresión melancólica o endógena
- depresión psicótica
- Estupor depresivo o depresión catatónica
- Depresión ansiosa o con síntomas de ansiedad prominentes y depresión mixta y trastorno de ansiedad.
- Depresión unipolar o depresión bipolar.
Tratamiento
La depresión se puede tratar con psicoterapia, posiblemente asociada con atención psiquiátrica, medicación y terapias complementarias.
Además de la red privada, es posible buscar ayuda de forma gratuita en CAPS (Centro de Atención Psicosocial) y en Unidades Básicas de Salud (Salud de la Familia, Centros de Salud y Centros de Salud).
Además, es posible marcar 188 – CVV (Life Appreciation Center) para hablar y emocionarse, en secreto, las 24 horas del día.
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Referencias bibliográficas:
Id 10: http://www.datasus.gov.br/cid10/V2008/cid10.htm
DSM-V, bg pharma y la medicalización de la vida cotidiana. Nueva York: Harper Collins Publisher, 2013a.
RAFIA: 1. Dalgalarrondo, P Psicopatología y semiología de los trastornos mentales. Porto Alegre, 2000. Editorial Sur de Artes Médicas