Deriva continental – Tectónica de placas – Geología

El concepto de deriva continental ha existido desde finales del siglo XVI y XVII, cuando los científicos europeos notaron el ajuste perfecto entre las costas a ambos lados del Atlántico, como si América, Europa y África hubieran estado juntas en un punto y luego se hubieran separado por la deriva. Pero fue solo en el siglo XX que el científico Alfred Wegener escribió sobre la fragmentación y la deriva de los continentes, presentando datos sobre las sorprendentes similitudes entre rocas, estructuras geológicas y fósiles en lados opuestos del Atlántico, y postuló sobre un megacontinente, el cual él llamado Pangea (del griego «todas las tierras»).

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Figura 1. La evolución de Pangea hasta la formación de los continentes que conocemos hoy. Ilustración: Artur Balytskyi / Shutterstock.com

Sin embargo, sus hipótesis sobre la velocidad de movimiento de los continentes y qué fuerzas los movían resultaron ser erróneas, lo que redujo su credibilidad en el mundo científico. La investigación que defiende la teoría de la deriva continental continuó, mostrando que no solo había similitudes geográficas, sino similitudes geológicas en las edades de las rocas y orientaciones de estructuras geológicas en lados opuestos del Atlántico. Otras pruebas de deriva, como fósiles y datos climatológicos, también se presentaron como datos válidos y respaldan la teoría hasta el día de hoy. Fósiles idénticos de reptiles Mesosaurio, ± 300 millones de años, se encontraron solo en África y América del Sur, lo que sugiere que estos continentes estaban unidos en ese período. Lo mismo ocurre con los fósiles de flora de Glossopteris, ± 300 millones de años. Los animales y plantas fósiles de diferentes continentes mostraron similitudes en la evolución hasta el período de fragmentación del continente. Además, se han encontrado depósitos asociados con glaciares que existieron hace ± 300 millones de años en América del Sur, África, India y Australia.

Figura 2: Distribución geográfica y correlación de fósiles que Wegener utilizó como argumentos para la teoría de la deriva continental. Ilustración: Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) / vía Wikimedia Commons

A pesar de toda la evidencia, aún faltaba la explicación de la fuerza motriz que movió los continentes para convencer a la comunidad científica. Esta explicación solo sucedió cuando los científicos se dieron cuenta de que la convección en el manto de la Tierra podría empujar y separar los continentes, formando una nueva corteza oceánica, a través del proceso de expansión del fondo del océano. La evidencia convincente comenzó a surgir como resultado de la intensa exploración del lecho marino que tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial, con el mapeo de la Cordillera del Atlántico Medio submarina y el descubrimiento del valle profundo en forma de una grieta tectónicamente activa, o rift, que se extiende a lo largo del centro del Océano Atlántico.

La hipótesis de la expansión del fondo oceánico fue presentada en la década de 1960 por los científicos Hess y Dietz, donde propusieron que la corteza se separa a lo largo de las grietas en las dorsales oceánicas y que el nuevo fondo oceánico está formado por el surgimiento de una nueva corteza caliente en estas fracturas. El nuevo fondo del océano, que sería la parte superior de la litosfera recién creada, se expande lateralmente desde la grieta y es reemplazado por una corteza aún más nueva, en un proceso continuo de formación de placa.

A continuación, se describió la tectónica de todo el mundo en forma de «placas» rígidas que se mueven sobre la superficie de la Tierra, proponiendo la teoría de la tectónica de placas, que eventualmente subvencionó las preguntas faltantes para confirmar la evidencia utilizada para la teoría de la deriva continental.

Bibliografía:

1. TEIXEIRA, W .; FAIRCHILD, T .; TOLEDO, MCM y TAIOLI, F. (2007). Descifrando la Tierra. 2ª edición, São Paulo, SP; Companhia Editora Nacional, 623p.

2. PULSAR, F .; SIEVER, R .; GROTZINGER, J. y JORDAN, TH (2013). Entender la Tierra. Traducción R. Menegat (coord.), 6ª edición, Porto Alegre, RS; Bookman, 656p.

3. WICANDER, R .; MONROE, JS (2009). Fundamentos de Geología. 1ª edición, São Paulo, SP; Cengage Learning, 507p.

http://www.cprm.gov.br/publique/Redes-Institucionais/Rede-de-Bibliotecas—Rede-Ametista/Canal-Escola/Geologia-4007.html

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