Desigualdad social – Sociología –

Aunque los brasileños somos todos iguales ante la ley, existen profundas desigualdades entre los miembros de nuestra sociedad. A pesar de los importantes avances en términos de distribución del ingreso en las últimas dos décadas, Brasil sigue teniendo una importante concentración de riqueza y sigue siendo uno de los países más desiguales del mundo.

Vayamos a algunos datos recientes presentados por la organización Oxfam Brasil que demuestran la condición de extrema desigualdad social donde vivimos, no solo en Brasil, sino en todo el mundo. A nivel mundial, solo ocho personas poseen los mismos activos que la mitad más pobre de la población mundial. En Brasil, la situación es aún más acentuada: solo seis personas tienen la riqueza de los 100 millones de brasileños más pobres. Aquí, el 5% más rico tiene la misma participación en los ingresos que el otro 95%.

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Desigualdades sociales: un fenómeno complejo

Los datos anteriores se refieren a la desigualdad económica: ingresos, riqueza, riqueza. Sin embargo, existen varias otras formas de desigualdad social: género, raza, generación, geografía, acceso a los servicios públicos, etc. No es posible abordar solo la desigualdad económica, por ejemplo, sin pensar en ella en relación con otras formas de desigualdad, ya que las diferentes expresiones de desigualdad no siempre están separadas, sino que en muchos casos se refuerzan. Por tanto, es preferible hablar no de desigualdad social, sino de desigualdades, en plural.

Las desigualdades ocurren en varios niveles. Existe una gran disparidad entre países ricos y pobres; y dentro de los países, entre sus regiones y estados. En cada estado, existen grandes diferencias entre los municipios, en las que podemos percibir desigualdades entre el ámbito urbano y el rural. Y dentro de cada ciudad, tenemos las zonas nobles y las periferias. Aún existen otras formas de desigualdad que crean una brecha social entre las personas más diversas, como la discriminación contra las mujeres, los negros y los indígenas. Las desigualdades no pueden tratarse como un mero problema individual, sino como un fenómeno social complejo con profundas raíces históricas.

Estratificación social

Para describir las desigualdades que existen entre individuos y grupos en las sociedades humanas, los científicos sociales utilizan el concepto de estratificación social, que se refiere a cómo los miembros de una sociedad se dividen en «capas» (o estratos). Es la estratificación social la que determinará el acceso a derechos y recursos, beneficios y recompensas, así como la forma en que se produce la movilidad de un estrato a otro. Es importante resaltar la característica social de la estratificación, para que no confundamos desigualdades sociales con desigualdades naturales. Los seres humanos son muy diferentes entre sí en cuanto a sus características físicas, como sexo, altura, peso, salud, color de pelo, piel, ojos, etc. Sin embargo, las diferencias naturales entre los individuos no son suficientes para explicar las desigualdades sociales, aunque pueden influir en ellas. Los mecanismos que reproducen las desigualdades sociales fueron creados por la acción humana y varían de una sociedad a otra, de acuerdo con los valores y criterios culturalmente dominantes establecidos históricamente.

Concluimos, por tanto, que la estratificación social de una sociedad no es natural y que las desigualdades institucionalizadas no son inevitables. Son, en primer lugar, productos de elecciones políticas que reflejan la distribución desigual del poder en las sociedades.

Bibliografía:

OXFAM BRASIL. La distancia que nos une: un retrato de las desigualdades brasileñas. Informe publicado el 25 de septiembre de 2017.

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