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Enfermedad ocular grave causada por la separación de la retina (una membrana nerviosa sensible a la luz que recubre la parte posterior del ojo) y la capa subyacente cuando el líquido vítreo pasa por debajo de la retina.
El desprendimiento de retina, bastante común, suele afectar solo a un ojo. Ocurre con mayor frecuencia en personas con alta miopía, aphakes (sin lente) o pseudofakes (con lente artificial), en ancianos y en aquellos para quienes existe un desprendimiento de retina en un historial familiar o personal. El desprendimiento puede resultar de un traumatismo (contusión o dolor en el globo ocular). También puede ser de origen tumoral o inflamatorio.
Signos y síntomas
Los denominados signos premonitorios indican los fenómenos que preceden al desprendimiento: percepción de pequeñas moscas voladoras o de puntos luminosos azulados que señalan una pérdida de la adherencia normal del cuerpo vítreo a la retina; aparición de destellos de luz fijos azulados que revelan la tracción ejercida por el cuerpo vítreo sobre la retina, o visión de una «lluvia de hollín» que indica sangrado de la retina, luego desgarrado, en el cuerpo vítreo. Cuando se desprende la retina, el sujeto tiene la impresión de ver un velo negro en parte de su campo visual. La pérdida de visión indica que la mácula (área central de la retina) está afectada.
Diagnóstico y evolución
El diagnóstico se basa en un examen del fondo de ojo después de la dilatación pupilar. Esto permite valorar la extensión del daño, determinar su ubicación y buscar, en la periferia de la retina, dehiscencias (roturas en la continuidad de los tejidos en forma de desgarros o agujeros) responsables del desprendimiento. . Si la parte posterior del ojo no es visible, se puede realizar una ecografía ocular.
La evolución, invariablemente desfavorable en ausencia de tratamiento, se detiene hoy gracias a los métodos modernos de exploración y al progreso de la cirugía.
Procesando
El tratamiento, aún quirúrgico, se basa en tres principios: identificar con precisión las dehiscencias periféricas, cerrarlas mediante una fuerte presión sobre el ojo y recrear la adhesión entre las capas desprendidas mediante crioaplicación (aplicación de frío a través de la esclerótica) o mediante endoláser, que provoca una reacción inflamatoria que causa curación. A veces también es necesario realizar una ablación del cuerpo vítreo o una punción del líquido subretiniano, o inyectar un gas en el ojo que permita la reaplicación de la retina.
La hospitalización suele durar unos días, durante los cuales el paciente puede tener una actividad tranquila. Es esencial una monitorización posoperatoria rigurosa debido al riesgo de recurrencia o daño en el otro ojo.
Prevención
El tratamiento preventivo sigue siendo esencial. Se basa en la monitorización de los sujetos de riesgo y el tratamiento de las lesiones degenerativas de la periferia retiniana mediante fotocoagulación con láser de argón antes de que provoquen el desprendimiento de retina.