Dinastía severa (193-235 d.C.) – Antigua Roma – Historia

El asesinato de Cómodo en 192 d.C., último líder de la dinastía Nerva-Antonina, provocó una crisis en el Imperio Romano, especialmente por la ocupación del trono. El año 193 d.C. se conoció como el año de los cinco emperadores, ya que cinco hombres reclamaron o asumieron el cargo de emperador: el senado eligió a Pertinax, el prefecto, para tomar el poder, restableciendo el orden, especialmente en asuntos financieros y en la organización militar. Pertinax terminó muerto, asesinado por fuerzas pretorianas que se oponían a la indicación de su nombre y que pretendían conquistar el poder del Imperio. Los pretorianos, al asesinar a Pertinax, subastaron el imperio y finalmente fueron comprados por Didius Julianus. Sin embargo, las legiones de las provincias consagraron a otro emperador: Septimio Severo. Las legiones sirias eligieron otro nombre: Pescennius Niger, y las de Bretaña eligieron Clodius Albinus. Como era el más cercano a Roma, y ​​por eso llegaría a la capital con mayor facilidad y agilidad, el poder se quedó con Severus.

Severus (193-211 d.C.)

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Busto de Septimio Severo. Foto: Bibi Saint-Pol / vía Wikimedia Commons

Severo gobernó desde el 193 hasta el 211 d. C. y, a su llegada a Roma, depuso a Juliano, que murió en ese momento, y fue reconocido por el senado. Se dirigió al este para luchar contra las legiones de Níger, de las que ganó. También se enfrentó a los partos y los árabes, y entró en batalla contra Albino, quien también terminó muerto. Se enfrentó a muchas otras batallas, que ganó. Solo fue derrotado en el 211 d.C., donde murió en combate contra Britannia. Su gobierno priorizó al máximo el ejército romano, garantizando el poder del ejército y su participación en la vida administrativa del Imperio.

Caracalla (211-217 d.C.)

Su sucesor fue Caracalla, su hijo, que gobernó el Imperio entre el 211 y el 217 d. C. Fue uno de los emperadores más crueles de Roma. Mató a su hermano y siguió una política violenta contra todos los que se le oponían. Para recaudar más impuestos, otorgó la ciudadanía a todos los habitantes del Imperio, para que pudieran contribuir a los impuestos destinados solo a los ciudadanos romanos. Caracala fue asesinado en 217.

Heliogábalo (218-222 d.C.)

Caracalla fue sucedido por Elagabalus, quien gobernó Roma durante solo cuatro años, entre 218 d.C. y 222 d.C. Elagabalus priorizó su reconocimiento como Emperador, basado en el culto a su divinidad en todo el Imperio. Elagabalus tenía influencias orientales, como el culto a su deidad, por lo que sus prácticas no fueron bien aceptadas entre los romanos, lo que provocó que lo mataran.

Alejandro Severo (222-235 d.C.)

Alejandro Severo fue entonces el último emperador de la Dinastía Severa, habiendo gobernado Roma entre el 222 d.C. y el 235 d.C. Alejandro buscó un acercamiento con el senado, con la intención de mediar en los problemas sociales y económicos del imperio a través de sus instituciones. Así, la distribución de alimentos, los aumentos salariales y los préstamos para la adquisición de tierras fueron medidas internas de su gobierno. Sin embargo, una fuerte crisis sacudió a su gobierno: un conflicto en Oriente. Los sasánidas intentaron refundar el antiguo Imperio de Darío. Alejandro se movilizó y logró expulsar a los persas de la región mesopotámica. Aprovechando la energía depositada por Alejandro para derrotar a los persas, los bárbaros amenazaron las fronteras del Imperio Romano. Aconsejado por su madre, Alejandro prefirió negociar con los invasores garantizándoles el pago de una suma anual para el mantenimiento del Imperio. La decisión de Alejandro no agradó a los soldados romanos que terminaron aclamando a Maximino, descendiente de bárbaros, como nuevo Emperador, poniendo así fin a la Dinastía Severa.

Referencia:

GIORDANI, Mario Curtis. Historia de Roma: Antigüedad clásica II. Petrópolis, Ed. Voces, 2001.

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