Dinoflagelados – Phylum Dinophyta – Biología

La clasificación biológica utilizada por los expertos en la materia incluye la dinoflagelados en el filo Dinofita (dinófitos) y clase Dinofíceas. Actualmente, estudios más detallados, principalmente estudios moleculares, sugieren una gran correlación de estos organismos con protozoos ciliados, como, Paramecio y Vorticella; además de los apicomplejos, como el Plasmodium (causa de la malaria). Todos estos organismos se clasifican como panales (Alveolata), ya que tienen pequeñas bolsas alveolares membranosas debajo de la superficie celular. Los dinoflagelados son organismos con aproximadamente 4.000 especies que se encuentran principalmente en el medio marino; algunos representantes en agua dulce. La mayoría son planctónicas y ocurren desde los polos hasta los trópicos, que están más representados.

Morfología y características generales.

La mayoría de los dinoflagelados son unicelulares, existen raros representantes filamentosos, coloniales, ameboides o cocoides. Pueden adquirir aspectos vermiformes cuando son parásitos de ciertos anélidos. Hay muchas peculiaridades en cuanto a la morfología, ya que tienen dos flagelos (biflagelados), uno de ellos se coloca en un surco ubicado en la porción media, mientras que el otro se ubica perpendicularmente (figura 1). De esta forma, el movimiento (latido) de estos flagelos hace que los dinoflagelados giren como un peón. Algunas especies no tienen flagelos, solo en sus células reproductoras. Otro rasgo peculiar es la presencia de teca (figuras 2a, b), que son placas celulósicas rígidas y se ubican en el interior de vesículas debajo de la membrana plasmática. Se atacan algunos dinoflagelados (sin teca) (figura 2c).

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Figura 1: Dibujo esquemático de diferentes dinoflagelados que tienen teca (las flechas ayb muestran la posición de los flagelos, observe las ranuras). Ilustración: Shazz / vía Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0

La mayoría de los dinoflagelados fagocitan partículas orgánicas disueltas, ya que no tienen elementos fotosintéticos. Sin embargo, muchos representantes tienen estos elementos y aún se alimentan de materia orgánica disuelta. Cuando los organismos utilizan dos métodos para realizar la nutrición, se les conoce como mixotróficos (mixotrofia).

Los dinoflagelados tienen varios cloroplastos y los pigmentos fotosintéticos son la clorofila del tipo aec, que generalmente se enmascaran en presencia de carotenoides, siendo el principal, la pridinina, que también se encuentra en las algas crisófitas. La presencia de pridinina sugiere que los cloroplastos de dinoflagelados surgieron de la endosimbiosis con diatomeas y haptofitas. Otros dinoflagelados tienen cloroplastos verdes o azul verdosos similares a los de las algas verdes o Cryptomonas, lo que sugiere endosimbiosis con estos organismos. La sustancia de reserva de energía es el almidón y, como en todos los protistas, existe una vacuola contráctil.

Figura 2.a: Dinoflagelado del género Ceratium. (Foto: Rattiya Thongdumhyu / Shutterstock.com)

Figura 2.b: Dinoflagelado Karenia brevis. Foto: USFWS.

Figura 2.c: Dinoflagelado Noctiluca scintillans, sin teca, responsable de la bioluminiscencia expresada en la figura 2.d. Foto: Maria Antónia Sampayo, Instituto de Oceanografía, Facultad de Ciencias, Universidad de Lisboa / vía Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0

Figura 2.d: bioluminiscencia de dinoflagelados. Foto: YewLoon Lam / Shutterstock.com

Ciclo de vida

La reproducción asexual es la más común y se produce mediante división binaria (o división celular longitudinal). Luego del origen de las células hijas (como un clon), cada una recibe un flagelo y una porción de la celda o pared de teca, encargada de continuar la constitución.

Cuando hay reproducción sexual ocurren dos tipos de fecundación: isógama, cuando hay una fusión de gametos morfológicamente iguales y anisógamo, cuando los gametos difieren morfológica y fisiológicamente, en este caso en tamaño. El ciclo de vida se caracterizó como haplobionto haplonte, donde los organismos haploides adultos (n) se fusionan (fertilización) dando lugar a un cigoto diploide (2n); luego este cigoto se divide por meiosis, que caracteriza la meiosis cigótica y da lugar a nuevos organismos haploides adultos.

Importancia ecológica

Los dinoflagelados sin la presencia de teca son simbiontes (zooxantelas) y viven en asociación con esponjas, medusas, corales, pulpos, tunicados, anémonas de mar, caracoles, medusas, calamares y otros protistas. Además de los intercambios beneficiosos, el color del organismo se refiere al color del dinoflagelado.

Cuando las condiciones ambientales son desfavorables, los dinoflagelados resisten y se depositan en el fondo de los ambientes acuáticos, permaneciendo durante años. Cuando las condiciones se vuelven favorables, estos organismos vuelven a prosperar. Las corrientes pueden mover estos quistes a otros lugares y esto puede ser una explicación para las floraciones (marea roja) que son causadas por estos organismos que ocurren en diferentes lugares.

Algunos dinoflagelados son bioluminiscentes (figuras 2c, d) y esto se debe a la presencia de luciferina y la enzima luciferasa, la misma que se encuentra en luciérnagas, hongos y otros organismos. Los dinoflagelados se estimulan mecánicamente dando como resultado destellos de luz.

Lectura recomendada:

http://tolweb.org/Eukaryotes/3 (consultado en julio de 2018)

http://tolweb.org/Alveolates/2379 (consultado en julio de 2018)

Bicudo, CEM y Menezes, M. (orgs.) 2006. Género de algas continentales de Brasil (clave para identificación y descripciones). Ed. Rima, 2do. edición, São Carlos, SP. 502p.

Evert, RF y Eichhirn, SE 2014. Cuervo / Biología vegetal. 8a edición, Guanabara Koogan, Río de Janeiro, págs. 278-316

Fidalgo, O. y Fidalgo, MEPK 1967. Diccionario micológico. Rickia – Serie criptogámica de los “Archivos de Botánica del Estado de São Paulo”. Instituto de Botánica, São Paulo. 232pp.

Judd, WS, Campbell, CS, Stevens, PF y Donoghue, MJ 2009. Sistemática vegetal: un enfoque filogenético. Artmed, 3er. edición, Porto Alegre, RS. 632p.

Lee, RE 2008. Psicología. 4ª edición, Cambridge University Press, Nueva York. 561pp.

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