Disco intervertebral – Sistema esquelético – Anatomía

O disco intervertebral es una estructura única en el cuerpo. En el organismo no se encuentra ninguna estructura similar a ella, lo cual es de gran importancia para la anatomía, fisiología y biomecánica del organismo. Tiene un papel fundamental en el soporte de la columna, teniendo como función principal la absorción de impactos y distribución de cargas. El disco también tiene la función de mantener unidas las vértebras, lo que lo convierte en la función de un ligamento.

Esta estructura tiene dos componentes principales:

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  • Anillo fibroso: compuesto básicamente por fibrocartílago, donde los haces de colágeno se forman concéntricos, rodeando el núcleo interno. Esta porción está compuesta básicamente de colágeno tipo I, que se considera la porción más externa de la estructura.
  • Núcleo pulposo: se caracteriza por un líquido viscoso rico en ácido hialurónico, compuesto histológicamente por células redondas y una pequeña cantidad de colágeno tipo II, denominado gel mucoproteico.

Anatomía de un disco intervertebral. Ilustración: stihii / Shutterstock.com

Ambas estructuras tienen una pequeña cantidad de colágeno IX. Este colágeno se encuentra tanto en el núcleo fibroso como en el anillo. También se encuentra en las placas terminales vertebrales. Se cree que este tipo de colágeno es uno de los principales responsables del soporte mecánico de los tejidos, siendo fundamental en la función de puente intermolecular.

Las células que componen el anillo fibroso actúan como sellante en relación al núcleo pulposo, haciendo que las presiones y fuerzas que ejerce el segmento estén mejor distribuidas. Las porciones de anillo más externas encajan como cilindros, lo que facilita la funcionalidad de la estructura.

Localización de discos intervertebrales. Ilustración: Lightspring / Shutterstock.com

Los discos intervertebrales se encuentran entre los cuerpos de las vértebras de la columna, desde la estructura de la vértebra cervical C2 hasta la región sacra, siempre posicionados entre los cuerpos de dos vértebras distintas. Estas estructuras se estabilizan a través de ligamentos, tales como: ligamento longitudinal anterior y ligamento longitudinal posterior, que se encargan de mantener el posicionamiento de los discos entre las vértebras.

Se encuentran 23 discos a lo largo de la estructura de la columna. Es común que varíen en tamaño, grosor y forma, ya que las vértebras de los segmentos cervical, torácico, lumbar y sacro tienen particularidades en sus estructuras, las cuales son de diferentes tamaños, según la ubicación. Los discos contribuyen directamente a la funcionalidad del altavoz. Estos forman aproximadamente el 25% de la longitud total de la columna. Por ello, cuando se inicia el proceso de envejecimiento o incluso la degeneración estructural del disco, se observa una drástica disminución de la altura, comprometiendo así la funcionalidad y movilidad de diferentes estructuras.

Debido a algunas peculiaridades, algunas precauciones son básicas con los discos intervertebrales. Estas estructuras tienen muy pocas terminaciones nerviosas y carecen de riego sanguíneo. Sin este suministro de sangre, el disco no tiene forma de curarse o regenerarse. Cuando una persona informa dolor, puede durar días, meses o incluso años. Sin embargo, en general, con el tiempo, el proceso de envejecimiento hace que haya cada vez menos proteínas inflamatorias en el espacio discal, lo que hace que el dolor discogénico tenga una incidencia mucho menor en los individuos después de los sesenta y cinco años. Sin embargo, el proceso degenerativo también puede comenzar muy temprano. A medida que ocurre la deshidratación de la estructura del disco, terminan volviéndose cada vez más rígidos, disminuyendo así la capacidad de ajustarse a la compresión.

El proceso de degeneración puede volverse muy doloroso en algunas personas. Al comprender otra función de los discos, que consiste en proteger la médula espinal, se entiende que al desencadenar cambios patológicos, la estructura de la médula espinal puede comprimirse, provocando compresiones y fricciones a las estructuras neurales, provocando fuertes dolores y disminuyendo así la funcionalidad del individuo, pudiendo incluso inhabilitarlo en diversas situaciones cotidianas, como: caminar, agacharse, saltar, sentarse, rodar, entre otras. Así como la motricidad amplia puede verse afectada por la alteración antes mencionada, dependiendo de la altura que pueda aparecer, las funciones orgánicas pueden verse afectadas, pudiendo verse severamente comprometidas por los cuidados que no se han desarrollado.

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Referencias

NETTER, Frank H .. Atlas de Anatomía Humana. 2ed. Porto Alegre: Artmed, 2000.

TORTORA, Gerard J. Cuerpo humano – Fundamentos de anatomía y fisiología. Puerto Alegre. 4ª ed. Artmed Editora. 2000.

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