Written by El Imperio Romano atravesó una grave crisis en el siglo III. A partir de ese momento, mantener su territorio y sostener el imperio fue difícil, y fue necesario pensar en estrategias para salir de la crisis. La defensa de un extenso territorio costó a las arcas públicas y exigió la atención del ejército romano. Las invasiones de tierras del Imperio se volvieron constantes, generando disputas contra los pueblos invasores, lo que también agobiaba la administración del Imperio. Frente a una crisis financiera y de defensa territorial, el Imperio Romano tuvo que pensar en alternativas para su mantenimiento y apoyo.
Diocleciano intentó salvar el Imperio Romano dividiéndolo en cuatro regiones, que serían gobernadas por cuatro emperadores. Fue el régimen de la tetrarquía. Se estipularon cuatro capitales, cada una recibió su propio emperador y corona, encargados de administrar las tierras, brindar seguridad y defender la región. Sin embargo, la tetrarquía tampoco fue suficiente para resolver los problemas del Imperio. Además de las constantes disputas entre los propios emperadores, el sistema resultaba caro, ya que preveía la instalación de cuatro centros de la administración pública con sus empleados y sus guardias, sin solucionar tampoco el tema económico. Esto condujo a una nueva crisis que, sumada a las invasiones bárbaras, condujo a la división del imperio romano.
A principios del siglo IV, las invasiones bárbaras eran constantes y amenazaban la integridad del Imperio Romano. Fue Teodosio, en 395, quien propuso la división del imperio romano en dos partes: Occidente y Oriente. El primero se basó en Ravenna, que luego se trasladó a Milán, mientras que el segundo se basó en Bizancio.
Imperio Romano después de la división creada por el emperador Teodosio. En rojo, el Imperio Romano de Occidente, y en morado, el Imperio Romano de Oriente (o Imperio Bizantino). Ilustración: Geuiwogbil / Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0
Sin embargo, ni esta nueva división fue lo suficientemente eficiente como para contener las invasiones bárbaras ni para recuperar las finanzas del Imperio. En el siglo V los pueblos bárbaros, procedentes del norte de Europa, se apoderaron de varias partes del territorio romano. Los visigodos se apoderaron de la Península Ibérica, los vándalos se apoderaron del norte de África, los francos se apoderaron de la Galia y los anglosajones en Bretaña. Los saqueos de Roma fueron constantes y culminaron con la deposición del último emperador romano en Occidente, Rómulo Augusto, en el año 476, marcando el fin del Imperio Romano tal como lo conocemos en la antigüedad. El Imperio Romano de Oriente, también conocido como bizantino, tuvo una larga vida y sobrevivió hasta el año 1453.
En este contexto, las invasiones bárbaras y los saqueos de Roma son fundamentales para comprender el proceso que condujo a la caída del Imperio Romano de Occidente. En el siglo V Roma fue saqueada varias veces: por los visigodos en 410, por los vándalos en 455 y por los Hérulos en 476. Estos últimos fueron responsables de una invasión de un imperio ya debilitado. Las invasiones y saqueos bárbaros iniciaron el proceso de decadencia del Imperio Romano, que se desintegró en 476, año que marca no solo el fin del Imperio Occidental, sino también el período histórico que solemos llamar Edad Antigua. El período de supervivencia del Imperio de Oriente, hasta 1453, año de su caída, está marcado por lo que llamamos Edad Media. También fue en este período cuando se produjo una difusión y una mayor adhesión al cristianismo, inicialmente entre los componentes de las clases más pobres de la población, pero también llegando a las élites romanas.
Bibliografía:
FUNARI, Pedro Paulo. Grecia y Roma. São Paulo: Contexto, 2002.
