o la fiesta de la piedra
Comedia de Molière, en 5 actos y en prosa (1665).
Casado con Elvire, Dom Juan dejó a su esposa para emprender una aventura con su ayuda de cámara Sganarelle. Habiendo naufragado en el mar, se encuentran en un pueblo donde Dom Juan promete matrimonio a dos campesinas al mismo tiempo, antes de abandonarlas y huir al bosque.
Su vida ya no es más que la de un hombre perseguido: por la familia de una mujer a la que ha deshonrado, por un acreedor (Monsieur Dimanche) al que recibe cuando vuelve a casa pero no le reembolsa, por su padre escandalizado por sus infidelidades. , de Elvire quien, habiendo ingresado en un convento, le rogó que volviera al comportamiento cristiano…
Sin embargo, desafía a todos los que se encuentran con él y se opone a Sganarelle en discusiones donde afirma una filosofía que hoy diríamos atea o materialista frente a la superstición del sirviente, que cree en historias místicas como la del «monje hosco». “Yo creo que dos y dos son cuatro, Sganarelle, espeta, y que cuatro y cuatro son ocho”. También intenta hacer jurar a un pobre que encuentra en el camino y, como el mendigo se niega a blasfemar, le da un luis de oro de todos modos «por amor a la humanidad».
Al pasar frente al mausoleo donde yace el cuerpo de un Comandante que había matado en un duelo, el «gran señor hombre malo», como Sganarelle define a Dom Juan desde la primera escena de la obra, invita desafiantemente a este muerto a cenar con él. Un poco más tarde, la estatua del Comandante llega a aceptar esta propuesta. Dom Juan va a esta cena, le da la mano al Comandante y cae derribado.
Abandonado a sí mismo, Sganarelle lamenta que no le paguen: “¡Mis promesas! ¡Mis promesas! »
Inspirada en el personaje de Tirso de Molina, el engañador de sevilla victima del sonido invitado de piedra, el texto de Molière supera al modelo por su alcance filosófico y la habilidad de su construcción. Sin duda, es menos la historia de un seductor, en el sentido erótico del término, que la de un libertino que se opone a las convenciones y la moral de su tiempo. Con el avaroes una de las raras obras maestras de Molière escritas en prosa.