Drogas: crack y los nuevos términos –

Antes de entrar en los hechos y las consecuencias del uso de crack, le pido permiso al portugués para utilizar dos palabras clave sobre el tema, que en realidad no existen en nuestro diccionario, a saber: crackudo y vacilão.

Crackudo tiene su origen en el término crack, que es una droga sintética. La palabra fue creada recientemente por el pueblo brasileño para identificar al individuo que es usuario y adicto a esta droga, es decir, crackudo no es más que el consumidor de crack, ese ciudadano que compra el producto para su propio uso.

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En cuanto a vacilar, esta palabra tiene su origen en el verbo vacilar que significa, entre otros: no ser firme, tambalearse, debilitarse, vacilar, temblar, vacilar, ser indeciso, incierto … Un vacilante en el lenguaje popular No es más que el individuo al que no mide las consecuencias de sus actos, ni le importa lo que le pase.

La composición química del crack es simplemente espantosa y aterradora. A partir de la pasta base de las hojas de coca, se agregan a cualquier ser vivo otros productos altamente nocivos, como: ácido sulfúrico, queroseno, gasolina o solvente y cal, que al ser procesados ​​y mezclados se convierten en una pasta endurecida homogénea de color blanco caramelizado donde aproximadamente. Se concentra el 50% de la cocaína, es decir, de la mitad a la mitad de la cocaína con los demás productos mencionados. La droga se fuma cuidadosamente, se mezcla en un cigarrillo normal o en un cigarrillo de marihuana.

Crack da vida a la muerte de crackudo, arruina la vida de su familia, aumenta el crimen donde se asienta, degrada y mata más que todas las demás drogas juntas.

Al mirar al pasado, crackudo ve la dirección equivocada que ha tomado. Mirando hacia el futuro sólo se le aparece la tumba. Su don es solo crack: crack como amo de su vida, como su dominador, como su verdadero transformador del bien al mal, como el destructor de su familia, como el aniquilador de su vida, como su corto camino hacia la vida, la muerte.

Estamos, sin lugar a dudas, en una aguda y profunda crisis social, familiar y criminal relacionada con esta abrumadora y mortal droga. La población está asombrada, desamparada e impotente ante este problema.

Parece que a pesar de todas las alertas que se hacen constantemente en los medios de comunicación, las autoridades constituidas aún no han abordado este gravísimo problema que genera tantos otros en distintos ámbitos y que convierte todo en daño.

El hombre es el único animal racional sobre la faz de la Tierra, pero actúa, sin duda, de forma irracional y codiciosa cuando fabrica conscientemente el mal para su prójimo. Entre todos los daños creados por el hombre al hombre, el crack se encuentra entre los primeros.

El experimento de un cigarrillo de piedra de un solo crack es suficiente para hacer adicto al vacilante. El humo altamente tóxico del fármaco es absorbido rápidamente por la mucosa pulmonar, excitando el sistema nervioso, provocando euforia y aumento de energía en el usuario. Con la falta de este sentimiento cuando pasa el efecto de la droga, pronto el vacilante se ve obligado al segundo cigarrillo y así sucesivamente hasta llevar a consecuencias irremediables ya que es capaz de matar y morir para sostener su adicción.

Con el tiempo, el crack provoca la destrucción de neuronas y hace que el crackudo degenere los músculos de su cuerpo, un fenómeno conocido en medicina como rabdomiólisis, que le da esa apariencia esquelética al individuo, es decir, pómulos, piernas y brazos delgados y costillas expuestas. .

Crackudo puede tener una convulsión y como resultado de este hecho, puede provocar un paro respiratorio, coma o paro cardíaco. Además, para el superviviente debilitado y esquelético su deterioro físico es devastador, como infarto, daño cerebral, enfermedades hepáticas y pulmonares, hipertensión, ictus, cáncer de garganta, además de la pérdida de sus dientes, como el ácido sulfúrico que forma parte de la composición química de la grieta por lo que intenta perforar, corroer y destruir sus dientes.

Se concluye, por tanto, que el mal nació del crack, que del crack surgió del crack, que del vacío generó el crackudo, que el crackudo dejó la muerte.

(* Delegado de Policía. Postgrado en Gestión Estratégica de Seguridad Pública por la UFS)

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Referencias bibliográficas:

AMORIM, Carlos. CV y PCC: La hermandad del crimen. Río de Janeiro: Record, 2003.

MAGALHÃES, Mário. El tráfico de drogas. São Paulo: Publifolha, 2000.

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