Nicolás Poussin, Eliezer y Rebeca
En 1648, Jean Pointel, un banquero de Lyon, pidió a su amigo Poussin que le creara un cuadro “lleno de varias chicas en las que se pueden notar diferentes bellezas”. El pintor conserva el episodio del Génesis donde el sirviente de Abraham, Eliezer, conoce a la futura esposa de Isaac, Rebeca. Frente a un paisaje adornado con arquitectura, el pintor dispone armónicamente, en un friso, según los principios del bajorrelieve, catorce figuras principales. Las doce jóvenes distribuidas a ambos lados de Eliezer y Rebeca representan, con el mismo rostro repetido doce veces, como una máscara, las reacciones de un corazón humano ante la manifestación de la voluntad divina, prefiguración de la Anunciación. Poussin busca, a través del lenguaje del cuerpo, caracterizar mejor los sentimientos de los actores según su edad, su sexo, su condición. Curiosidad, emoción, inquietud, celos constituyen así un diálogo silencioso que subraya el carácter incomprensible e irresistible de los decretos de la Providencia.