Baterista de jazz estadounidense (Pontiac, Michigan, 1927-Englewood, Nueva Jersey, 2004).
Al comienzo de su carrera acompañó a la mayoría de los solistas importantes de la década de 1950. A partir de 1960 se convirtió en uno de los pilares esenciales del cuarteto de John Coltrane. Es como líder que luego actúa con varias formaciones. Algunas de sus grabaciones incluyen: África (con J. Coltrane, 1961), ¡Elvin! (1963), Había una vez (con S. Rollins, 1991), Sangre joven (1992).
Hermano menor de Hank, pianista, y Thad, trompetista, Elvin Ray Jones trastorna las concepciones de los bateristas de todo el mundo, persiguiendo la emancipación del papel de la batería iniciado por Kenny Clarke, desarrollado por Philly Joe Jones y Max Roach, los tres empujando la percusión be-bop hasta sus límites.
Autodidacta, Elvin juega con sus hermanos de la edad de doce años, se nota en el 1955 Newport Festival junto con Charles Mingus, y luego juega con Bud Powell, acompaña a muchos músicos (Pepper Adams, Donald Byrd), los registros con Jay Jay Johnson, Sonny Rollins (Una noche en el Village Vanguard), Miles Davis y Gil Evans, antes de que John Coltrane lo llamara en 1960. Aparte de una breve pausa en 1963, permaneció en el famoso cuarteto durante casi seis años, dejándolo cuando Coltrane quiso agregar un segundo baterista, Rashied Ali.
Baterista suplente de la orquesta de Duke Ellington para una gira europea, Jones sólo se queda … cuatro días. Luego formó varios grupos que incluían a dos saxofonistas, entre ellos Joe Farrell, Steve Grossman, Dave Liebman, Azar Lawrence, Pat LaBarbera… y comenzó una serie de giras alrededor del mundo. Grabó en 1975 en trío con McCoy Tyner, Ron Carter y, a principios de la década de 1980, formó Elvin Jones Jazz Group.
Dotado de una potencia excepcional, Elvin rompe con la tradición del tempo continuo, abandonando el tiempo como unidad rítmica, e invierte todos los elementos de la batería (que ya no tienen funciones claras y precisas) por una polirritmia vehemente y verbosa. Creando estructuras complejas, inusuales que se entrecruzan, se superponen en cascadas, con aceleraciones repentinas, desaceleraciones, retrocesos, convulsiones y palpitaciones que rompen la pulsión rítmica simple, que produce alrededor del solista, y más particularmente durante la furia coltraniana (1963-1965), un flow, un tornado sonoro sin precedentes en el jazz; lo que no evitará que muestre una suavidad giratoria a los cepillos en el disco Baladas. Su contribución fue decisiva en la evolución de la música de Coltrane al llevar al saxofonista al límite de lo posible y su considerable influencia en la siguiente generación.
Fuera de sus giras, a veces actúa en escuelas y cárceles y aparece en determinadas películas, incluido el cortometraje que le dedica: Baterista diferente.