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Empresario.

El empresario, figura emblemática del capitalismo comercial, industrial y financiero, está en el origen del crecimiento económico, la organización de la producción y la introducción del progreso técnico.

El emprendedor y el crecimiento económico

La industrialización de los países occidentales a partir del último tercio del xviiimi s., la madurez del desarrollo económico en xixmi s., entrada en la sociedad de consumo masivo en el xxmi s. hubiera sido imposible sin la existencia de un grupo social particular, el de los empresarios. Como señala el economista estadounidense Walt Whitman Rostow (1916-2003), en Etapas del crecimiento económico (1960), el «despegue» (despegar) la industrialización requiere la existencia de nuevos tipos de hombres decididos a movilizar el ahorro y asumir riesgos para obtener ganancias o modernizar el país.

La función empresarial se basa en el voluntariado. El emprendedor extrae recursos de su entorno económico y social, los transforma para crear nuevos valores de mercado que, a su vez, enriquecen a la comunidad. El economista e historiador alemán Werner Sombart (1863-1941) define las representaciones sobre las que se funda el capitalismo, y la propia función empresarial, por tres características: el espíritu de adquisición, el espíritu de competencia y el espíritu de racionalidad. Con la economía empresarial, las estructuras económicas y sociales han cambiado. Las sociedades occidentales han pasado así de un entorno natural, basado en el fatalismo de los actores, a un entorno técnico, donde los hombres organizan su entorno de forma que responda a sus necesidades.

El emprendedor y la organización de la producción

El emprendedor crea la empresa y controla su desarrollo. La producción requiere reunir los medios de producción de los que depende la fabricación de los productos. Estos diferentes factores de producción se ordenan en una combinación conocida como “combinación factorial” o “combinación de factores de producción”. Para el economista francés Léon Walras (1834-1910), el empresario proporciona el vínculo entre los mercados de factores y los mercados de productos. Luego de haber reunido los recursos productivos, el empresario debe presidir la realización técnica del producto, es decir, dirige el trabajo de los agentes asalariados que lo asisten en el proceso productivo.

Como señaló el ingeniero y líder francés Henri Fayol (1841-1925), en su administración industrial y general (1917), las tareas del gerente empresarial consisten en planificar, aclarar, organizar, comandar, coordinar y controlar.

El emprendedor, motor de la innovación

El empresario es el agente dinámico de la vida económica. Sacude la rutina de la producción al recurrir a la innovación. El economista austríaco Joseph Alois Schumpeter (1883-1950), en Teoría de la evolución económica (1912), caracteriza la innovación como el logro de una nueva combinación productiva más eficiente que la anterior. El emprendedor es el hombre de riesgo, porque la innovación puede resultar infructuosa en términos de oportunidades de negocio. Schumpeter distingue cinco formas de innovación:

– la fabricación de un nuevo producto, o la transformación de un producto ya existente en el que se incorpora una nueva calidad (así fue durante la presentación por Michelin, en 1946, del neumático «radial», que se impuso desde entonces como producto global);

– la introducción de un nuevo método de producción, o un nuevo proceso comercial (este fue el origen mismo de los grandes almacenes, «inventado» por Aristide Boucicaut en la inauguración del Bon Marché en 1852);

– la apertura de un nuevo establecimiento que, hasta entonces, no se había tenido en cuenta (así es como Henry Ford democratizó el automóvil, en 1908, al crear el Ford T, un automóvil maniobrable, sin opciones y accesible al mayor número) ;

– la explotación de una nueva fuente de materias primas (como hizo John Davison Rockefeller al construir su imperio en la industria petrolera);

– el desarrollo de una nueva organización de la producción, como la concentración de empresas, que permita beneficiarse de una mejor posición estratégica en relación con el mercado.

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