Enfoque de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba en la administración

Hoy en día, es cada vez más raro encontrar empresas que no se hayan visto obligadas a reorientar sus modus operandi – adaptarse a las exigencias de la competitividad es una cuestión de vida o muerte en el mundo empresarial – actuar desde la perspectiva de la gestión por procesos, medida que tiene como objetivo mejorar cada una de las microoperaciones o representaciones elementales de las actividades existentes en una empresa , rutinas que en conjunto conducen a sus fines comerciales, y las convierten en mecanismos más adecuados, organizados de manera más lógica, satisfactoria y fluida de acuerdo a sus pedidos y entregas, a fin de evitar posibles obstáculos al adecuado flujo de insumos esenciales a la generación de valor y la realización de negocios.

Dichos «engranajes» están bien definidos, la forma en que se ordenan y utilizan varía de una empresa a otra según su razón de ser y según el tipo de modelo de gestión adoptado, todo lo cual, por supuesto, aliado a sus objetivos estratégicos y su visión de mercado, para que funcionen de la manera más eficiente posible.

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Sin embargo, es importante tener en cuenta que las cosas no siempre suceden como se esperaba, ya que son variables difíciles de controlar: económicas, estacionales, de mercado, etc. – son parte del juego. Por otro lado, el hecho de que existan diversas formas de gestión, algunas posibilitando desempeños exitosos y otras no tanto, lleva a pensar que aún no se ha consolidado un modelo que dé cabida a las múltiples transformaciones, en general aludiendo a cuestiones de mejora operativa, que están sujetos a las organizaciones contemporáneas ante las constantes metamorfosis y las demandas del mercado en general.

Al tratarse de una decisión de alto impacto, cuyas repercusiones derivadas de su aplicación son difíciles de simular y tardan en conocerse, la definición del modelo de gestión adecuado depende, entre otros factores, del grado de percepción de las necesidades y potencialidades del negocio en relación a su capacidad para triunfar frente a desafíos externos, de los que se desprende que no hay otro camino que conduzca a una elección sensata, excepto a través del estudio de los modelos existentes y la evaluación de los resultados alcanzados por quienes ya han los adoptó.

Entre las alternativas de gestión existentes podemos encontrar la enfoques De arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba que, como sugieren sus nombres, se caracterizan por determinar una orientación hacia abajo, en el primer caso, y una orientación hacia arriba, en el segundo, en cuanto al rumbo de la toma de decisiones estratégicas. La diferencia entre ambas propuestas puede ser muy significativa, representando más o menos responsabilidades compartidas según el caso y según el tipo de mando que quieras ejercer o el estilo de gestión que tengas en mente.

Aunque exigen prácticas similares a la hora de identificar los objetivos generales de la organización, la primera opción, De arriba hacia abajo, tiene una fuerte correspondencia con los métodos clásicos de gestión, donde las deliberaciones suelen tener lugar exclusivamente en el ámbito de la gestión y desde allí se difunden a otras áreas o subniveles de la empresa, es decir, la participación de frentes e intermedios. en el contexto de la planificación corresponde solo ejecutar lo definido. Este tipo de gestión, por su naturaleza centralizadora, requiere un dominio consistente del negocio, de lo contrario, en circunstancias que impliquen alguna vacilación desde la línea de comando, todo el sistema puede verse comprometido.

A su vez, la opción de abajo hacia arriba busca incentivar la innovación y el desarrollo individual, generando un ambiente participativo que privilegie el capital intelectual y el intercambio indiscriminado de ideas. Su ventaja, por el sentido de pertenencia que provoca, es contribuir a una mejora significativa del clima organizacional. Sin embargo, la ausencia de un plan de gestión de competencias bien diseñado y el reconocimiento del mérito, una solución para gestionar la competencia que surgirá entre los empleados, puede debilitar la sinergia y perjudicar los objetivos.

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