Ética aristotélica:

Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) fue el primer filósofo en tratar la ética como un área propia del conocimiento, siendo considerado el fundador de la ética como disciplina de la filosofía.

Ética (del griego carácter distintivo, “costumbre”, “hábito” o “carácter”) para Aristóteles está directamente relacionado con la idea de virtud (areté) y felicidad (eudaimonia).

Para el filósofo, todo tiende al bien y la felicidad es el propósito de la vida humana. Sin embargo, la felicidad no debe entenderse como placer, posesión de bienes o reconocimiento. La felicidad es la práctica de una vida virtuosa.

Los seres humanos, dotados de razón y capacidad para elegir, son capaces de percibir la relación causa-efecto de sus acciones y guiarlos hacia el bien.

Virtud en la ética de Aristóteles

Aristóteles hace una distinción importante entre las determinaciones de la naturaleza, sobre las cuales los seres humanos no pueden deliberar, y las acciones que resultan de la voluntad y sus elecciones.

Para él, los seres humanos no pueden deliberar sobre las leyes de la naturaleza, sobre las estaciones del año, sobre la duración del día y la noche. Todas estas son condiciones necesarias (no hay elección).

La ética, en cambio, opera en el campo de lo posible, todo lo que no es una determinación de la naturaleza, sino que depende de las deliberaciones, las elecciones y la acción humana.

Propone la idea de acción guiada por la razón como principio fundamental de la existencia ética. Así, la virtud es el “buen acto” basado en la capacidad humana de deliberar, elegir y actuar.

La prudencia como condición de todas las virtudes

Aristóteles afirma que entre todas las virtudes, la prudencia es una de ellas y la base de todas las demás. La prudencia se encuentra en la capacidad humana de deliberar sobre las acciones y elegir, con base en la razón, la práctica más adecuada para el propósito ético, para lo que es bueno para uno mismo y para los demás.

Sólo la acción prudente está en consonancia con el bien común y puede llevar al ser humano a su última meta y esencia, la felicidad.

La prudencia como medio correcto

La sabiduría práctica basada en la razón es lo que hace posible el control de los impulsos en los seres humanos.

En el libro Ética a NicomachusAristóteles muestra que la virtud está relacionada con los “medios justos”, la mediana entre los vicios por falta y exceso.

Por ejemplo, la virtud del coraje es la mediana entre la cobardía, la adicción al deseo y la temeridad, la adicción al exceso. Así como el orgullo (preocupado por el honor) es el medio conjunto entre la humildad (falta) y la vanidad (exceso).

De esta manera, el filósofo comprende que la virtud se puede entrenar y ejercitar, conduciendo al individuo de manera más efectiva hacia el bien común y la felicidad.

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