Written by LA Fiebre del Valle del Rift es una zoonosis viral aguda, que presenta como agente etiológico un virus ARN, perteneciente al género Flebovirus, comúnmente transmitido por artrópodos, generalmente mosquitos infectados, especialmente los del género Aedes y Culex.
Esta enfermedad se informó por primera vez en 1915 en animales en África; sin embargo, el virus se aisló recién en 1931, durante una investigación epidemiológica entre ovejas en una granja en el Valle del Rift de Kenia. En los años 1997 a 1998, hubo un brote de esta enfermedad en Kenia, Somalia y Tanzania y en el año 2000 se confirmaron casos en Arabia Saudita.
Otra forma de contagio por humanos puede ser a través del contacto directo o indirecto con la sangre u órganos de animales infectados. Este virus puede ingresar al organismo cuando se manipulan tejidos animales durante el sacrificio, en carnicerías, durante procedimientos veterinarios, entre otros. Como resultado, ciertas profesiones son más susceptibles, como carniceros, veterinarios, carniceros y trabajadores agrícolas. Existe evidencia de que la transmisión también puede ocurrir a través de la ingestión de leche cruda o sin pasteurizar de animales infectados.
El período de incubación del virus varía de 2 a 6 días. Los seres humanos pueden presentar síntomas variables. Por lo general, los individuos infectados con este virus son asintomáticos o manifiestan una forma leve de la enfermedad, caracterizada por fiebre, dolor de cabeza, mialgias y trastornos hepáticos. En menos del 2% de los casos, la enfermedad puede progresar a fiebre hemorrágica, meningoencefalitis y también puede afectar el globo ocular. Cuando el paciente manifiesta la enfermedad, inicialmente se observa fiebre, debilidad generalizada, dolor de espalda, mareos y pérdida de peso. La recuperación suele ocurrir entre 2 y 7 días después del inicio de la enfermedad.
Entre los humanos infectados, muere alrededor del 1%, mientras que este porcentaje es significativamente mayor en el ganado, lo que genera grandes pérdidas económicas como resultado de la muerte y el aborto de animales infectados.
El diagnóstico de esta enfermedad se puede realizar a través de diferentes pruebas serológicas, como el ELISA, que es capaz de demostrar la existencia de anticuerpos IgM específicos para el virus en cuestión. También se pueden realizar otras técnicas que demuestren la presencia del virus, como la propagación del virus (en cultivo o en animales inoculados), pruebas de detección de antígenos y PCR.
Como la mayoría de los casos en humanos son relativamente leves y de corta duración, no es necesario realizar ningún tratamiento específico. En los casos más graves, se realiza un tratamiento de apoyo. Existe una vacuna para humanos producida con virus inactivados; sin embargo, esto no está disponible comercialmente. Esta vacuna se ha utilizado de forma experimental para proteger a los veterinarios y los trabajadores de laboratorio que corren un alto riesgo de exposición al virus de la fiebre del Valle del Rift.
Se han desarrollado varias vacunas para proteger a los animales contra el virus en cuestión. La primera que se fabricó fue una vacuna viva que, cuando se administró a ratones, los resultados fueron prometedores, confiriéndole inmunidad durante 3 años. Sin embargo, se observó un problema: la administración de esta vacuna a ovejas preñadas a menudo resultaba en un aborto. Desde entonces, se han desarrollado vacunas atenuadas, pero estas brindan protección solo después de varias inoculaciones.
Fuentes:
http://www.laboratorioclin.com.br/febre-rift.php
http://www.news-medical.net/health/What-is-Rift-Valley-Fever-(Portuguese).aspx
http://www.unmultimedia.org/radio/portuguese/detail/178259.html
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs207/en/
