Filosofía cristiana: todo lo que importa

La filosofía cristiana representa un conjunto de ideas basadas en los preceptos de Jesucristo. Su principal característica es la búsqueda de una explicación de la existencia de Dios a través de la ciencia.

La base del pensamiento está en la tradición racionalista filosófica griega y romana en consonancia con los dogmas cristianos. El fundamento principal de la filosofía cristiana es justificar la fe con la razón como instrumento.

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Esta corriente de pensamiento toma prestada de la metafísica griega la explicación científica de la existencia de Dios defendida en el cristianismo.

También se adaptan al concepto para justificar la fe, fundamentos del neoplatonismo, estoicismo y gnosticismo.

Los primeros pensadores de la filosofía cristiana fueron: San Pablo, San Juan, San Ambrosio, San Eusebio y San Agustín.

Principales doctrinas de la filosofía cristiana:

  • Hay una separación entre material-corporal y espiritual-corporal.
  • Dios y el mundo material están separados
  • Dios se manifiesta en tres personas distintas, la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo)
  • El Padre es considerado el Ser del mundo, el Hijo es el alma del mundo y el Espíritu Santo la inteligencia.
  • La verdad está en las Escrituras (Santa Biblia)
  • Hay en el mundo: ángeles, arcángeles, serafines y un reino espiritual.
  • El alma humana participa de la divinidad y es superior al cuerpo.
  • La Divina Providencia gobierna todas las cosas
  • Para ser perfecto, el hombre necesita entregarse a la divina Providencia y abandonar los impulsos carnales.
  • Es necesario creer en Cristo para ser santificado
  • el mal se identifica con el diablo
  • El mal actúa sobre la materia, la carne, el mundo y el hombre

Historia de la Filosofía Cristiana

Las predicaciones de Pablo de Tarso (São Paulo), un judío helenizado, se consideran los primeros pasos en la formación de la filosofía cristiana. Pablo era miembro del ejército romano y se convirtió al cristianismo.

Sus predicaciones se describen en las llamadas epístolas, donde defiende la universalización del mensaje cristiano. Según Pablo, los mensajes que dejó Cristo no estaban dirigidos solo a los judíos porque Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.

En este contexto, el cristianismo se difunde a través de grupos de creyentes reunidos en centros urbanos que reciben la predicación de Pablo. Las comunidades se reunieron para realizar rituales y prácticas religiosas.

Estas comunidades fueron llamadas ecclesia, Término griego para iglesia. La práctica religiosa en estas comunidades no se unificó y la filosofía cristiana se utilizó como instrumento para el proceso de hegemonía.

Los pensadores que abogaban por la unificación de la doctrina cristiana fueron llamados apologistas. El nombre es una referencia a su apología del cristianismo.

Filosofía cristiana en la Edad Media

La filosofía cristiana se establece como marco de la filosofía medieval. El primer período, que va del siglo II al VIII, se denomina «patrístico» y tiene a San Agustín como principal exponente.

La patrística buscaba unir la doctrina cristiana con los conocimientos previos y los fundamentos filosóficos desarrollados por la filosofía griega clásica. La razón, base del pensamiento filosófico griego, se convierte en una herramienta para la justificación de la fe.

Desde los siglos IX y XV, la filosofía cristiana se denomina «escolástica», con énfasis en Santo Tomás de Aquino.

Partiendo de la idea de que el conocimiento (cristiano) puede y debe transmitirse y enseñarse, surgieron las primeras universidades. La lógica aristotélica se convierte en la base del desarrollo del conocimiento cristiano.

Aquino toma la lógica como un principio de fe. Los cinco caminos de Tomás de Aquino son un claro reflejo de este pensamiento, buscando construir bases lógicas para la doctrina cristiana a partir de las pruebas de la existencia de Dios.

El conocimiento religioso se identifica como conocimiento lógico y racional.

Para complementar su investigación, consulte:

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