Fisiología cardíaca – funcionamiento del corazón – Biología

El corazón es una bomba capaz de bombear cinco litros de sangre por minuto en un adulto con gasto cardíaco típico, y tiene aproximadamente el tamaño de una mano adulta cerrada (puño) y pesa entre 250 y 350 gramos. El corazón está centrado en la cavidad torácica entre los dos pulmones en un espacio llamado mediastino.

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Anatomía del corazón humano. Ilustración: BlueRingMedia / Shutterstock.com

El ritmo cardíaco es fundamental para el control de la presión arterial y la correcta nutrición de todas las células del cuerpo humano. Las contracciones musculares ocurren debido a la despolarización (paso de cargas positivas a través de la membrana) de las células cardíacas, y esta despolarización es causada por la acción del nódulo Sino-Auricular y su frecuencia se mantiene por la acción del sistema nervioso autónomo. Estas ondas de despolarización se propagan fácilmente a través de las células gracias al tipo de unión presente entre las células del tejido cardíaco, denominadas uniones comunicantes. La descarga eléctrica se propaga a través del tejido auricular cardíaco promoviendo su contracción y termina en el nódulo auriculoventricular.

El nódulo auriculoventricular dará secuencia en la señalización permitiendo el paso de cargas eléctricas y a través del fascículo auriculoventricular en los fascículos derecho e izquierdo en secuencia la señal eléctrica pasa por la rama subendocárdica, masa ventricular, miocardio provocando la contracción de los ventrículos y finalmente la despolarización onda va al epicardio.

Mientras hay sístole auricular, contracción de la aurícula, los ventrículos quedan en recuperación, relajados, preparándose para la contracción y llenándose de sangre debido a su dilatación, a este fenómeno se le llama diástole. Cuando la onda de despolarización llega al ventrículo, se produce la contracción de este tejido y la relajación auricular concomitante.

Las células de nuestro organismo necesitan, para conservar sus funciones, el aporte de agua, nutrientes en general y oxígeno en todo momento y algunas células dependen de mayores aportes de estos nutrientes según la intensidad de sus actividades en ese momento, como es el caso de las células del músculo esquelético durante la actividad física. Para que esto suceda, el corazón necesita bombear una determinada cantidad de sangre, supliendo la demanda del sistema, si esto no ocurre, las células presentarán dificultades en el pleno desarrollo de sus actividades. La cantidad de sangre que el corazón puede expulsar de sus ventrículos se calcula por minuto y se denomina gasto cardíaco.

Este gasto cardíaco está compuesto por factores variables siendo la cantidad de volumen que el ventrículo es capaz de expulsar por latido (el volumen sistólico) calculado en mililitros y el número de latidos por unidad de tiempo denominado Frecuencia cardíaca, normalmente marcada en minutos. Como fórmula para estos factores tenemos; Gasto cardíaco = Volumen de sangre expulsado en mililitros x frecuencia de latidos cardíacos por minuto. La variación del gasto cardíaco influirá directamente en la cantidad de nutrientes que se ofrecen a determinados órganos o tejidos, lo que puede derivar en daños irreversibles, como la insuficiencia cardíaca congestiva, en la que el corazón no es capaz de bombear suficiente sangre al resto del organismo. , disminuyendo así el suministro de necesidades corporales.

Es posible analizar el gasto cardíaco con varias pruebas, entre ellas; bioimpedancia, electrocardiografía transesofágica, ecografía doppler esofágica, entre otros. Y la propagación de impulsos eléctricos que pasan por las células del corazón a través de exámenes como el electrocardiograma en reposo o ECG y Holter, que es una especie de electrocardiograma de larga duración. Los cambios en el patrón de las ondas o la duración de una onda específica pueden indicar si hay cambios en los músculos o nervios del corazón, enfermedad de las arterias coronarias o arritmias cardíacas. Otra prueba que también puede evaluar el rendimiento cardíaco es la prueba de cinta rodante, que tiene una visión amplia del funcionamiento cardiovascular cuando se somete a esfuerzos físicos en diferentes escalas de intensidad, para la evaluación de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el electrocardiograma antes, durante y después del ejercicio físico.

Bibliografía:

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PINI, MC. Fisiología del Deporte. 2ª Ed., Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 1983.

TORTORA, GJ. Cuerpo Humano: Fundamentos de Anatomía y Fisiología. 4ª ed. Porto Alegre: Artmed, 2000.

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