Un término ampliamente utilizado en contabilidad, el Flujo de caja es uno de los instrumentos que ayudan a controlar los recursos monetarios (ingresos y gastos) de una empresa, en un período determinado que puede ser diario, semanal, mensual, anual, etc. También puede ayudar a controlar los gastos personales de cualquier persona.

Es a partir del flujo de caja que se toman decisiones importantes en una empresa, ya que es a través del uso de sus datos y variables que el administrador hace proyecciones a futuro. Los datos que componen un flujo de caja son las operaciones en las que se mueven los recursos financieros. Los principales son los siguientes:

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– Entrantes – cuentas por cobrar, dinero de socios, préstamos, ventas, saldo de solicitudes, cheques en efectivo, cheques posfechados, entre otros.

– Salidas – cuentas por pagar, compras en efectivo, pagos de préstamos, gastos generales (costos fijos), salarios, entre otros.

Las proyecciones futuras que se pueden lograr mediante el uso adecuado del flujo de efectivo brindan información importante que respalda la toma de decisiones. Es a través del flujo de caja que se hace posible integrar información de la caja registradora central, con información de cuentas de inversión, cuentas corrientes, etc. Ejemplos de información son:

– Predecir las necesidades de recaudación de fondos en un período determinado, cuando la proyección de salidas será mayor que las entradas.
– Predecir los períodos en los que habrá sobras.

– Aplicar los «sobrantes» a las alternativas más rentables para la empresa, para no comprometer la liquidez.

– Evaluar proyecciones anteriores, las variaciones ocurridas y las causas de estas variaciones.

– Evaluar la capacidad de la empresa para generar recursos para satisfacer las mayores necesidades de capital de trabajo.

– Idealizar proyectos de expansión e inversión en la empresa.

Por tanto, la organización y registro de todas las transacciones que involucren recursos financieros de forma sistemática es fundamental. El asesoramiento contable es necesario para las grandes empresas. Las pequeñas y medianas empresas que no utilizan el flujo de caja como herramienta corren el riesgo de no conocer las fortalezas y debilidades relacionadas con su salud financiera en un futuro próximo.

Por último, el uso del flujo de caja como herramienta de control de los gastos personales permite a los ciudadanos realizar previsiones anticipadas de posibles gastos y excedentes, para que, a partir de esta información, puedan planificar su futuro, tanto a corto como a largo plazo.

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