Tabla de contenidos
Gas natural compuesto principalmente por metano, formado en lutitas.
Al no formar grandes bolsas de gas directamente accesibles mediante la perforación vertical convencional, se dice que el gas de esquisto es «poco convencional».
1. Origen y ubicación del gas de esquisto
Como su nombre indica, el gas de esquisto se forma y queda atrapado en esquistos, rocas muy compactas, impermeables y de capas profundas (ubicadas entre 2.000 y 3.000 metros de profundidad). Estas rocas, presentes en el subsuelo de todo el planeta, contienen entre un 1 y un 25% de materia orgánica que se ha convertido en gas bajo los efectos combinados de presión y temperatura. Estos gases se encuentran presentes en bajas concentraciones en todo el volumen de las lutitas, lo que dificulta mucho su explotación que la de los gases convencionales.
Sin embargo, debido al agotamiento de los recursos convencionales de petróleo y gas natural y sus altos precios, la explotación del gas de esquisto se ha vuelto muy atractiva en los últimos veinte años y las principales compañías petroleras están invirtiendo más además en la exploración de este gas.
2. Método de extracción: fracturación hidráulica
La extracción de microbolsas de gas de esquisto se realiza mediante una técnica muy especial, denominada fracturación hidráulica. El principio es simple: después de la perforación vertical para llegar a la capa de lutita, la roca se penetra horizontalmente, luego se inyectan miles de litros de agua (de 7 a 15 millones de litros) cargados con alta presión (600 bar). Arena y aditivos químicos para fracturar la roca y empujar el gas a la superficie.
Durante la extracción, más de la mitad del líquido de fracturamiento (mezcla de agua, arena y químicos) permanece en la capa de lutita, la parte recuperada en la superficie debe ser evacuada a plantas de reprocesamiento. El gas de esquisto recuperado se refina en el sitio antes de ser transportado para su almacenamiento o uso directo (a través de tuberías) para producir en muy bien electricidad.
3. Riesgos ambientales y para la salud
La técnica de fracturación hidráulica no está exenta de peligros para el medio ambiente y los habitantes de las regiones donde se extrae este gas.
De hecho, los derrames de gas y de líquido del fracking pueden contaminar las aguas subterráneas y las capas freáticas, que se utilizan para suministrar agua potable a los habitantes de las regiones en cuestión. Además, el agua levantada (ya cargada con productos químicos nocivos) también puede contener sustancias radiactivas del subsuelo, lo que aumenta el riesgo de contaminación de la superficie.
Además, el metano, el principal compuesto del gas de esquisto, es uno de los principales gases de efecto invernadero, cuyo poder de calentamiento global es unas 20 veces mayor que el del dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, se producen fugas inevitables de metano durante la extracción de gas de esquisto. Por tanto, la explotación de gas de esquisto parece incompatible con los objetivos del protocolo de Kioto.
Otro gran problema de esta técnica de extracción radica en las gigantescas cantidades de agua necesarias para fracturar la roca: cada fractura requiere alrededor de 10 millones de litros de agua, que es el consumo diario de una ciudad de unos 20.000 habitantes.
Por último, la multiplicación de perforaciones en el campo, condición esencial para el buen funcionamiento de la técnica de fracturación hidráulica, contribuye inevitablemente a la erosión de la biodiversidad vegetal y animal en las regiones afectadas.
4. Cuestiones económicas y geopolíticas
A pesar de estas graves consecuencias para el medio ambiente y la salud, esta tecnología se perfila ahora como una de las soluciones (provisionales) para la independencia energética de muchos países, en particular los Estados Unidos. De hecho, la explotación de estos campos de gas no convencionales podría influir en la supremacía del gas de Rusia y los países del Golfo y modificar el equilibrio económico de poder a escala mundial.
5. Gas de esquisto en Francia
En Francia, los tres decretos que autorizan la búsqueda de gas de esquisto en un vasto territorio que se extiende desde Montélimar a Montpellier y a lo largo de gran parte del Parque Nacional de Cévennes fueron suspendidos en febrero de 2011. Se está realizando una evaluación de los problemas ambientales de la extracción de gas de esquisto.