LA giardiasis canina consiste en una zoonosis descubierta en el siglo XIX, cuyo agente etiológico es un protozoo que afecta, en particular, la región superior del intestino delgado.
La infección por este parásito puede ocurrir por contacto con heces contaminadas, siendo la forma más común de contaminación la ingestión de agua o alimentos contaminados (transmisión fecal-oral). El quiste es la forma infecciosa de este parásito y una vez instalado en el ambiente, puede sobrevivir por largos períodos, especialmente en lugares húmedos y fríos. Cuando el perro ingiere el quiste, eclosiona en el intestino del huésped después de una exposición prolongada al ácido gástrico y las enzimas pancreáticas.
Los perros contaminados con este protozoo pueden experimentar pérdida de apetito, vómitos, letargo, heces blandas, dolor abdominal junto con diarrea, que puede ser intermitente o aguda, y la consecuente pérdida de peso. Sin embargo, algunos animales infectados son asintomáticos.
La mejor forma de diagnosticar la giardiasis es mediante flotación con sulfato de zinc con centrifugación. Es importante que, para este examen, se utilicen tres muestras de heces, recolectadas en días alternos, durante una semana, ya que la liberación de los quistes es intermitente, lo que puede dar lugar a resultados falsos negativos al usar una sola muestra.
El tratamiento incluye el uso de fármacos antiparasitarios como nitromidazoles, furodolizona, benzimidazoles, entre otros.
La reinfestación de animales es común, ya que los quistes infectantes no se eliminan del medio ambiente. Por tanto, es necesario realizar una desinfección a fondo siempre que sea posible. Además, es importante asegurarse de que los alimentos o el agua no estén contaminados. También existe una vacuna contra el protozoo, que estimula al animal a resistir al parásito.
Fuentes:
http://www.webanimal.com.br/
http: //www.zoonosis.