La independencia del Congo, que pertenecía a Bélgica, se produjo en 1960, tras violentos conflictos y manifestaciones populares. El país atravesó una dictadura y, en 2012, el pueblo congoleño volvió a afrontar una guerra que aún no tenía fin.
El Congo pertenecía al rey de Bélgica, Leopoldo II, que recibió el territorio de 2,3 millones de metros cuadrados tras la Conferencia de Berlín. Del patrimonio personal de un monarca, el Congo se convirtió en colonia belga en 1908.
Entre los obstáculos para la paz en ese país se encuentran los depósitos de diamantes, estaño y cobre, que incitan y avivan conflictos hasta el día de hoy.
Durante el período de la lucha por la liberación, el principal responsable de la explotación de los yacimientos congoleños fue el Uniao Mineira do Alto Katanga. Con sede en Bruselas, la sociedad de carácter internacional planificó el control económico del Congo después de la independencia.
Cuando se proclamó la independencia, el gobierno estaba en manos de Joseph Kasavau y el primer ministro Patrice Lumumba. Días después, Moisés Tshombe, quien fuera gobernador de Katanga, impulsó la sucesión de la provincia y el país atravesó una guerra civil.
Interesados en controlar la explotación de la riqueza mineral, las tropas mercenarias belgas y los grupos internacionales apoyaron el movimiento separatista a expensas de muchos asesinatos.
Hubo un intento de injerencia por parte de la ONU (Naciones Unidas), que envió una misión de paz al país a solicitud del gobierno del Congo. La acción de la ONU, sin embargo, no tuvo efecto porque no hubo interferencia en disputas internas.
Llegaron a controlar el país diferentes facciones que, para combatir, recibieron el apoyo de fuerzas mercenarias, grupos de Bélgica, Estados Unidos, Rodesia y los portugueses que estaban en Angola.
Entre los episodios violentos, uno de ellos conmocionó a la opinión pública. El presidente Kasavau destituyó al primer ministro Lumumba, quien fue entregado a los rebeldes y luego asesinado.
Cuando la ONU retiró la fuerza de mantenimiento de la paz en 1963, Kasavadu nombró a Tshombe primer ministro y así logró derrotar a las facciones rebeldes. Tshombe, sin embargo, fue derrocado por el presidente, quien sufrió un golpe militar en 1965.
Mobutu
Como representante del Ejército, Joseph-Désiré Mobutu (1930 – 1997), asumió el poder e inició una dictadura con el apoyo militar de grupos norteamericanos y europeos. Fue en 1990 que Mobutu estableció un sistema multipartidista, como respuesta a la presión popular.
La presión popular también resultó en una huelga general en 1991 y, una vez más, Mobutu cedió. Esta vez, otorgó amnistía a los exiliados. Permaneció en el poder hasta 1997, cuando tuvo que abandonar el país luego de una serie de levantamientos promovidos por Laurent Kabila.
En los 30 años que estuvo en el poder, Mobutu cambió el nombre de Congo a República de Zaire en 1971, y defendió la africanización de la región. El discurso, sin embargo, fue solo una fachada. En plena Guerra Fría, Estados Unidos apoyó las acciones del dictador con una política para evitar el control de la Unión Soviética en África central.
Mobutu instaló una dictadura personal que duró 30 años en el Congo
Por parte de Europa, el apoyo fue proporcionado por Francia. Los dos países mantuvieron estrechas relaciones económicas y Charles De Gaulle realizó varias visitas al Congo, cuando todavía se llamaba Zaire.
También existían estrechas relaciones con Bélgica, que seguía interesada en mantener la explotación industrial de los yacimientos congoleños.
La salida de Mobutu del poder provocó que se recuperara el nombre de República del Congo. Los conflictos internos, sin embargo, no cesaron.
Congo en los días actuales
La República Democrática del Congo es uno de los países más violentos del mundo. En esta parte del país, de apenas 2,3 millones de metros cuadrados, ya se han cobrado 6 millones de víctimas. Fue la guerra que se cobró el mayor número de víctimas desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Sin embargo, atrapados en guerras étnicas, los conflictos representan disputas por el espacio y el control de los minerales congoleños que se pasan de contrabando a otros países, como Uganda, Burundi y Ruanda. Las guerras continuaron con hechos considerados extremadamente irrespetuosos a los derechos humanos. Los asesinatos, las violaciones y las decapitaciones eran habituales.
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