Guerra emprendida por Napoleón III para liberar el norte de Italia del dominio austríaco.
Preparada por la intervención de Piamonte en Crimea (1855), la guerra italiana se decidió durante la entrevista en Plombières entre Napoleón III y Cavour (21 de julio de 1858) y confirmada por el Tratado franco-sardo de Turín del 26 y 28 de enero. 1859 (→ Tratado de Turín).
Fue desencadenado por provocaciones sardas, que fueron respondidas por un ultimátum austríaco (23 de abril), que Cavour rechazó (26 de abril). Luego, cruzando Ticino a la cabeza de 250.000 imperiales (29 de abril), el general Giulay tardó en marchar sobre Turín, que solo estaba protegida por 50.000 piamonteses. Así, hizo que estos últimos se reunieran en torno a Alejandría con los 116.000 franceses llegados por los pasos de Mont-Cenis y Montgenèvre o por los puertos de Génova y Livorno, donde desembarcaron respectivamente del 1ejem y 25 de mayo. Obligados a retirarse, los austriacos fueron derrotados en Montebello (20 de mayo), Palestro (31 de mayo) y Turbigo (3 de junio) por oponentes que utilizaron el transporte ferroviario por primera vez. Derrotado por Mac-Mahon tras un encuentro sorpresa en Magenta (4 de junio), Giulay se retiró por detrás del Mincio.
Mientras Napoleón III y Victor-Emmanuel entraban triunfantes en Milán y el primero lanzaba una proclama “A los italianos”, las tropas francesas derrotaban a la retaguardia austríaca (18 de junio) en Melegnano (8 de junio). Luego, tomando el mando directo de los 163.000 austriacos atrincherados en el cuadrilátero de Mantua, François-Joseph Iejem piensa en derrotar a los 138.000 franco-piamonteses. Pero, tras el inesperado y sangriento encuentro de Solferino (24 de junio), el vencedor, Napoleón III, decidió firmar el armisticio de Villafranca (8 de julio), por temor a una intervención militar prusiana en el Rin. Tras una reunión de los dos emperadores en esta localidad (11 de julio), concluyen allí, con el rey de Piamonte, los preliminares de Villafranca (12 de julio), cuyas cláusulas serán confirmadas por el Tratado de Zúrich (10 de noviembre). en gran descontento de los italianos (incluido Cavour, que dimitió el 12 de julio). Sobre todo, esta campaña desencadenó el proceso de unidad italiana e hizo posible la reunión de Saboya y Niza con Francia.
Para obtener más información, consulte los artículos Italia: historia, segundo imperio.