Guerras y movimientos independentistas latinoamericanos

Conjunto de levantamientos que resultaron en el desmantelamiento de los imperios coloniales español y portugués de América Latina y la formación de los actuales estados sudamericanos.

Sensibles a las injusticias del sistema colonial e imbuidas del espíritu de la Ilustración, las élites criollas siguieron con interés el desarrollo de la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1775-1782). Además, la situación internacional creada por la Revolución Francesa y el Imperio Napoleónico juega a su favor. La invasión de España por parte de los franceses, que destronaron a los Borbones, liberó a las colonias de sus compromisos con la Corona. En 1810-1811 aparecen los primeros movimientos separatistas: Venezuela, con Miranda, en 1811; virreinato del Río de la Plata, en 1810; Chile en 1811; varios movimientos en México detrás de los sacerdotes Hidalgo (1811) y Morelos (1813). Pero estos movimientos fallan. La restauración de Fernando VII (1814) y la violencia de la reacción revivieron la lucha en las colonias, alentada por ingleses y estadounidenses. Era la hora de los grandes héroes de la independencia: Bolívar hizo de la Nueva Granada la Gran Colombia (1819), a la que, tras la victoria de Carabobo, incorporó al Ecuador (1821). Tras proclamar la independencia del Río de la Plata (1816), José de San Martín liberó Chile (1817) y proclamó la independencia del Perú en 1821, cuando triunfó el general Iturbide en México. En los Andes, la victoria de Sucre en Ayacucho (1824) llevó al Alto Perú (Bolivia) a la independencia en 1825. Las guerras de independencia llevaron a las antiguas colonias españolas bajo la influencia de Inglaterra, que vio en ellas mercados por conquistar. Fue en parte la presión conjunta de Inglaterra y Estados Unidos (preocupados por su preeminencia en el continente) lo que frustró el plan de Bolívar de crear una vasta confederación latinoamericana. Tras el fracaso del Congreso de Panamá, convocado por Bolívar (1826), asistimos a la fragmentación de la Gran Colombia. Los nuevos estados de América, arruinados por el conflicto, apenas son naciones todavía. Las guerras favorecieron la dispersión de la autoridad y el poder, que ahora son disputados por los caciques locales y los caudillos apoyados por sus tropas. Solo Brasil escapa a este proceso de erosión: el Rey de Portugal, refugiado en la colonia durante la Ocupación francesa, deja allí, en 1821, a su hijo Pedro que toma el título de Emperador Constitucional y, ante la ausencia de cualquier lucha civil, proclama independencia en 1822.

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