Hemoncosis: causas, síntomas y tratamiento

LA hemoncosis consiste en una enfermedad parasitaria de gran importancia en el panorama ganadero ovino y caprino, especialmente en las regiones tropicales y subtropicales. Sin embargo, también pueden parasitar a otros rumiantes, como ganado, ciervos, camellos y llamas.

Esta enfermedad tiene al nematodo como agente etiológico. Haemonchus contortus, También conocido como Haemonchus placei, que generalmente se encuentra en el abomaso.

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Los adultos se reconocen fácilmente por su ubicación (abomaso) y su gran tamaño, que varía de 2 a 3 cm de longitud. El macho tiene un lóbulo dorsal asimétrico y púas con ganchos. La hembra, por otro lado, comúnmente tiene un apéndice vulvar. En ambos sexos, las papilas cervicales y una pequeña lanceta se encuentran dentro de la cápsula oral. Las larvas infecciosas tienen 16 células intestinales, una cabeza redonda estrecha y una cola de vaina proyectada. En cuanto a los huevos, tienen un tamaño mediano, una elipse regularmente ancha con paredes laterales en forma de barril y varios blastómeros.

El ciclo de vida de este hospedador es sencillo, presentando un período de desarrollo en el hospedador, llamado fase parasitaria y otro en el medio ambiente, llamado vida libre. Esta última fase comienza con la liberación de los huevos al medio (pasto) junto con las heces y, en condiciones ambientales favorables, estos huevos eclosionan y alcanzan la fase L3, que es la larva infecciosa. Después de ingerir las larvas, estas evolucionan en el tracto digestivo hasta la edad adulta, moviéndose libremente a través de la superficie de la mucosa. El período de pre-patente en ovinos varía de 2 a 3 semanas, mientras que en bovinos es de 4 semanas.

La patogenia de esta enfermedad es la anemia hemorrágica, ya que estos parásitos tienen la costumbre de succionar sangre de sus huéspedes. Cada gusano es capaz de extraer 0,05 ml de sangre por ingestión y, en casos de infestación por este parásito, los animales pueden perder una cantidad considerable de sangre al día.

En el caso de la hemoncosis aguda, la anemia se manifiesta dentro de las 2 semanas posteriores a la aparición de la infección y se caracteriza por una disminución progresiva del hematocrito. Durante las siguientes semanas, el hematocrito se estabiliza a un nivel bajo, a medida que se produce la producción compensatoria de eritrocitos. Sin embargo, debido a la gran pérdida de hierro y proteínas por el tracto gastrointestinal y la inapetencia, la médula espinal se agota y la tasa de hematocrito se desploma.

Con menos frecuencia, en infestaciones altas, con más de 30.000 gusanos, ovejas aparentemente sanas pueden morir repentinamente de gastritis hemorrágica grave. Esta condición se llama hemoncosis hiperaguda.

También hay hemoncosis crónica, que es menos conocida, pero tan importante como la hemoncosis aguda en áreas tropicales. Se desarrolla durante la estación seca prolongada cuando la reinfección es insignificante, pero el pasto es deficiente en nutrientes. Durante este período, la pérdida constante de sangre como resultado de pequeñas cargas parasitarias es suficiente para dar lugar a signos clínicos, como pérdida de peso, debilidad y falta de apetito.

Entre las manifestaciones clínicas que presentan los animales afectados por la forma aguda de la enfermedad se encuentran: anemia; diversos grados de edema, siendo submandibular y ascitis los tipos más comunes; letargo; heces de color oscuro; caída de lana; y diarrea en algunos casos. La hemoncosis crónica está relacionada con la pérdida progresiva de peso y la debilidad, sin observarse anemia ni edema graves.

Para el diagnóstico de hemoncosis aguda, la observación de los signos clínicos es suficiente, especialmente cuando se apoya en el recuento de huevos presentes en las heces. En la necropsia, es posible identificar cambios en el abomaso y la médula ósea de los huesos largos. En la hemoncosis hiperaguda, solo el abomaso puede cambiar, ya que la muerte ocurre tan rápidamente que los cambios en la médula ósea son prácticamente imperceptibles. El diagnóstico de hemoncosis crónica es más complicado debido a la presencia simultánea de desnutrición y la confirmación puede depender de la desaparición paulatina del síndrome tras un tratamiento adecuado.

El tratamiento se realiza con el uso de antihelmínticos inyectables u orales. Los más utilizados son el albendazol, a dosis de 10 mg / kg, por vía oral; doramectina, a una dosis de 0,2 mg / kg por vía intramuscular o subcutánea; eprinomectina, a una dosis de 0,5 mg / kg, verter; ivermectina, a una dosis de 0,2 mg / kg, por vía subcutánea; y levamisol, en dosis de 5 a 8 mg / kg, por vía oral.

Para un adecuado control, es fundamental identificar casos de resistencia a antihelmínticos, ya que este es un recurso valioso en la lucha contra la hemoncosis. De los esquemas de control preventivo, el más utilizado es el estratégico, que se utiliza antes de que se produzca un aumento significativo de la población de parásitos en determinadas épocas del año.

Fuentes:
http://www.revista.inf.br/veterinaria11/revisao/edic-vi-n11-RL52.pdf
Parasitología veterinaria – MATaylor, RLCopp, RLWall. Editorial Guanabara Koogan, 2010.

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