LA hepatitis infecciosa canina (HIC), también conocido como Enfermedad de Rubarth, es una enfermedad infecciosa-contagiosa viral que afecta a perros y otros cánidos, así como a animales de la familia. Ursidae. Su agente etiológico es el adenovirus canino 1 (CAV-1).
Esta enfermedad se describió por primera vez en zorros y solo más tarde en perros. Solo en 1947, Rubarth tuvo en cuenta la posibilidad de considerar la encefalitis enzoótica de los zorros y la hepatitis infecciosa de los perros como una misma enfermedad.
Su transmisión ocurre por vía oronasal, y este virus se encuentra en todos los tejidos y durante la infección se elimina por todas las secreciones corporales. Se elimina durante 6 a 9 meses en la orina después de que el animal se haya recuperado. Es extremadamente resistente a la diseminación e inactivación, lo que le permite diseminarse a través de fómites y ectoparásitos.
Una vez que ingresa al organismo del huésped, este virus se propaga a todos los tejidos y se aloja especialmente en los hepatocitos y las células endoteliales. Las lesiones provocadas en estas últimas células pueden afectar a cualquier tejido, pero afecta preferentemente al endotelio corneal, glomérulos renales y endotelio vascular.
Los signos clínicos que presentan los animales afectados se caracterizan por: fiebre, vómitos, diarrea, dolor abdominal, faringitis, adenopatías, edema cervical, tos y diátesis hemorrágica (petequias y epistaxis hematomas, melena). También puede existir la presencia de signos nerviosos en el Sistema Nervioso Central, tales como: desorientación, depresión, coma y ataques convulsivos, siendo estos debidos a encefalopatía hepática de hipoglucemia o encefalitis no supurativa.
Cuando se trata de una infección aguda, o tras la recuperación de una infección no aparente, los signos que se presentan pueden ser edema corneal (también conocido como “hepatitis ojo azul”) y uveítis anterior.
El diagnóstico se realiza mediante exámenes serológicos, aislamiento de virus, inmunofluorescencia o histopatología.
El tratamiento recomendado es de soporte hasta que se pueda iniciar la recuperación de la etapa aguda de la HIC y la regeneración hepática, realizándose mediante fluidoterapia con soluciones de potasio y dextrosa, además del tratamiento de la encefalopatía hepática y la administración de antibióticos para infecciones bacterianas secundarias.
La profilaxis de la HIC se realiza mediante vacunación, la cual es altamente efectiva, administrándose al menos dos dosis con un intervalo de 3 a 4 semanas, luego a las 8 a 12 semanas y, finalmente, a las 12 a 14 semanas de vida. Se recomienda la vacunación anual, aunque la inmunidad inicial permanece durante toda la vida del animal.
Fuentes:
http://en.webcafepro.com/hepatite_infecciosa_canina142a.html
http://www.scielo.br/pdf/pvb/v27n8/a02v27n8.pdf
http://familiapet.uol.com.br/caes/vacinas/hepatite.htm
http://www.revista.inf.br/veterinaria10/revisao/edic-vi-n10-RL46.pdf
http://www.center.vet.br/hepatite.html