Hongos anamórficos o imperfectos – Deuteromycetes

hongos anamórficoso anamorfos, de hecho, son estructuras reproductivas asexuales (o anamórficas) que forman parte del ciclo de vida de los hongos ascomicetos o basidiomicetos. Estas estructuras fueron frecuentemente aisladas y sin la observación de la fase sexual (teleomorfa) de los ascomicetos o basidiomicetos. Por lo tanto, los académicos crearon un sistema de clasificación para el grupo, anteriormente conocido como Deuteromicetos (deuteromicetos), deuteromicotina, hongos imperfectos, hongos asexuales, hongos mitospóricos, entre otros. El aislamiento de hongos anamórficos es frecuente y no se conocen todas las formas sexuales, por lo que se tratan como hongos; además de su gran importancia económica y ecológica. Cuando las dos fases se encuentran juntas, se dice que se ha establecido una conexión y este hongo es holomorfo.

Los hongos anamórficos se presentan en diferentes ambientes, ya que producen numerosas sustancias, entre ellas enzimas que ayudan en la descomposición de la materia orgánica y, en consecuencia, en el ciclo de nutrientes, siendo denominados saprobios. Estos hongos están presentes en el suelo, el agua y el aire; hay registros en regiones polares y áreas volcánicas. En sectores industriales, ayudan en la producción de antibióticos, ácidos orgánicos, enzimas, etc.; además de la maduración de alimentos o fermentación de bebidas.

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Morfología

El conjunto de hifas de estos hongos no forma una estructura específica, como un hongo, sin embargo forman variados conidiomas (figuras 1 y 2, abajo), los cuales están constituidos por conidióforos, células conidiogénicas y conidios (figuras 3 y 4). Los conidios (como las esporas) son las estructuras de dispersión de estos hongos, liberadas continuamente en el medio ambiente. Estas estructuras se observan en hongos filamentosos, pero existen levaduriformes, es decir, unicelulares que se desarrollan en determinadas condiciones de temperatura y aporte de nutrientes.

Ciclo de vida

Los hongos anamórficos tienen variabilidad genética, pero a diferencia de otros hongos, esta variabilidad ocurre sin la presencia de meiosis. Este fenómeno se conoce como parasexualidad, donde, en un determinado momento, las hifas con diferentes núcleos se fusionan durante la plasmogamia (fusión de hifas), en consecuencia, se produce la cariogamia (fusión de núcleos) con intercambio de información genética. Sin embargo, este intercambio no ocurre durante la meiosis y los núcleos vuelven al estado haploide después de pérdidas cromosómicas, este proceso se conoce como haploidización. Fenómeno descubierto mientras estudiaba Aspergillus nidulans.

Figuras 1 y 2. Conidiomas (anteriormente denominados cuerpos fructíferos) de hongos anamórficos (observación microscópica).

Importancia

Desde la antigüedad existen informes de la importancia de los hongos para el hombre. Existen innumerables aplicaciones para los hongos anamórficos, como la fabricación de vinagre, donde se utilizan levaduras y bacterias; la elaboración de salsa de soja, resultante de la fermentación por Aspergillus oryzae y Aspergillus soyae; Las cepas de levadura, Saccharomyces cerevisae, se utilizan en la elaboración de pan y en la fermentación de la malta. Para la maduración del queso se utilizan hongos filamentosos del género Penicillium, a veces asociados a bacterias, como el Penicillium roqueforti utilizado en la fabricación de quesos como el danablue, gorgonzola, roquefort y stilton. Uno de los pioneros en la producción de medicamentos fue Penicillium chrysogenum, responsable de la producción de la penicilina, un antibiótico descubierto por Alexander Fleming en 1928. Aunque hay mucho aporte de las sustancias producidas por los hongos, no todas son beneficiosas. Las aflatoxinas son toxinas cancerígenas y surgen de la colonización de hongos en alimentos mal almacenados como el maní, el maíz y el trigo. Los hay nocivos para los animales, incluido el hombre, las plantas, las algas e incluso otros hongos.

Figuras 3 y 4. Conidióforos (a), células conidiogénicas (b) y conidios (c) (observación microscópica).

Bibliografía recomendada:

Evert, RF & Eichhirn, SE 2014. Raven/ Biología vegetal. 8ª edición, Guanabara Koogan, Río de Janeiro, pp.278-316

Bononi, VL (org.). 1998. Zygomycetes, Basidiomycetes y Deuteromycetes. São Paulo: Instituto de Botánica, Secretaría de Estado de Medio Ambiente, 181p.

Kirk, PM, Cannon, PF, Minter, DW & Stalpers, JA 2008. Diccionario de hongos. 10ª ed. CAB Internacional, Wallingford.

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