Written by En la naturaleza tenemos algunos materiales, llamados ferromagnéticos, que tienen la propiedad de atraer algunos materiales, como el hierro y el acero, por ejemplo. Y también podemos hacer que algunos materiales sean magnéticos reordenando sus cargas por medio de una corriente eléctrica que corre a través de su material. Entonces tenemos una inducción electromagnética.
Cuando tenemos corriente eléctrica, tenemos un campo eléctrico asociado. Lo mismo ocurre con la corriente electromagnética, que genera un campo magnético. Por tanto, el campo magnético interactúa con los materiales ferromagnéticos. Entonces, dependiendo de cómo esté construido el equipo, cuando una corriente alterna fluye a través de él, genera un campo magnético que interactuará con algunos tipos de materiales en su vecindad sacudiendo sus electrones (es decir, creando una corriente), calentándolos y, generando así calor por efecto Joule.
Entonces, para inducción térmica el material a calentar debe ser ferroso. O si no es así, tiene que estar dentro de algo que sí lo está. En una cocina de inducción, por ejemplo, es fundamental que las cacerolas sean las adecuadas. De lo contrario, la comida del interior no se calentará.
La ventaja de este tipo de calefacción es la seguridad de que, por mucha corriente que la atraviese, solo calentará productos cuyo material sea el adecuado, reduciendo las posibilidades de quemaduras y accidentes relacionados.
Otra ventaja es el uso de energía. Dado que es la corriente que fluye a través del material lo que calentará el recipiente, prácticamente toda la energía de la corriente generadora de inducción se utiliza en el efecto Joule de calentamiento.
Estufa que utiliza inducción térmica para calentar alimentos.
Referencia:
Conexiones con la física – Modern Plus. Glorinha Martini, Walter Spinelli, Hugo Carneiro Reis, Blaidi Sant’anna. Vol 03. Moderno. 3ª Ed. SP. 2016
