Informatividad y sentido común en el texto argumentativo-disertante

Nosotros llamamos informatividad información transmitida a través de textos escritos o visuales, como anuncios, bellas artes, artículos, dentro de otro tipo de textos.

El grado de informatividad de un texto se mide según el conocimiento del mundo de las personas a las que está destinado. En otras palabras, decimos que un texto tiene un alto grado de informatividad cuando la comprensión más amplia de ese texto depende del repertorio cultural del lector.

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Un texto es más informativo cuanto menor es su previsibilidad y viceversa. Para que la interacción verbal sea exitosa, es necesario que la informatividad del texto sea adecuada para el interlocutor.

Una gran parte de los textos de circulación nacional difundidos por los medios de comunicación tienen un grado medio de informatividad. De esta forma consiguen captar la atención del lector y, al mismo tiempo, le aportan nueva información.

Así, los textos que contengan relatos de experiencia en Química Orgánica, por ejemplo, presentarán un alto grado de informatividad, cuando estén dirigidos a todos los públicos, porque en realidad solo interesa a un público restringido: los que dominan los conceptos de esta área científica.

Sin embargo, si la informatividad del texto es muy baja, el lector puede no estar interesado en él, debido a que no presenta nada nuevo o importante. Este ha sido uno de los mayores problemas de las pruebas de acceso. Es necesario que estas producciones presenten un grado medio de informatividad, para que el texto no corra el riesgo de caer en la oscuridad o denunciar lo obvio.

Un ejemplo de información obvia es lo que comúnmente llamamos «sentido comun”. Estos son argumentos universalmente aceptados, sin necesidad de prueba. Por ejemplo: “el hombre depende del entorno para vivir”, o “la mujer de hoy ocupa un rol social diferente al del siglo XIX”. Información como esta ya ha sido probada históricamente, no necesita justificarse. Debido a que tienen un grado muy bajo de informatividad, tienen un valor persuasivo menor.

A veces, el sentido común se confunde con «lugar común». Se trata de información oscura, traducida en expresiones como «el hombre no llora», «todo político es un ladrón», «las mujeres conducen mal». Además de prejuiciosos, no tienen base científica, pero aun así se han repetido como si representaran una “verdad universal”. Utilizados dentro del texto de ensayo, terminan provocando incoherencias textuales, ya que no tienen base en la realidad.

Así, para construir un texto de disertación que contenga información relevante para el lector, es necesario investigar y confrontar varias fuentes sobre un mismo tema, de manera que el texto presente argumentos suficientes para llevar al lector a comprender su razonamiento lógico.

Fuentes
CEREJA, William Roberto y MAGALHÃES, Thereza Cochar. Texto e interacción. São Paulo, Atual Editora, 2000.

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