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Compositor italiano naturalizado francés (Florencia 1632-París 1687).
Jean-Baptiste Lully, cortesano de nacimiento, dominaba la música del Grand Siècle. Creador de la tragedia lírica, estuvo en el origen de la ópera francesa cuyo género, basado en el recitativo, no cambió hasta Rameau, en el siglo siguiente.
Comienzos prometedores
Hijo de un molinero, el joven florentino llegó a París a los 13 años, con la duquesa de Montpensier, conocida como «la Grande Mademoiselle», que quería aprender italiano. Luego muestra grandes inclinaciones por la música, aprendiendo a tocar varios instrumentos, y por el baile.
Cuando, en 1652, su protectora, que participó en los disturbios de la Fronda, tuvo que huir, Lully se puso al servicio del joven rey Luis XIV, como violinista y bailarina. A partir de 1653 recibió el título de compositor de música instrumental. Luego se dedicó por completo a los ballets de la corte, que incluyó con éxito en las óperas italianas encargadas por Mazarin.
Primeras colaboraciones con Molière
Francés naturalizado, Lully accedió al cargo de Superintendente de Música y compositor de la Cámara el 16 de mayo de 1661. Continuando con la tradición del ballet de la corte, al que dio una nueva amplitud y homogeneidad (amores disfrazados, 1664; El nacimiento de Venus, 1665; las musas 1666; Flora, 1669), inició su colaboración con Molière contribuyendo al nacimiento de la comedia-ballet (matrimonio forzado, 1664; la princesa de Elis, identificación. ; Amor doctor 1665; el siciliano, 1667; George Dandin, 1668; Monsieur de Pourceaugnac, 1669; el burgués Gentilhomme, 1670). El estilo de Lully, todavía marcado por Italia, se fue haciendo cada vez más francés y alcanzó, en determinadas páginas, el lirismo.
El poseedor del privilegio real
En 1671, Lully asoció su nombre con los de Molière, Corneille y Quinault para la tragedia lírica. Psique, lo que representa un paso importante hacia la ópera. Aconsejado por Colbert, redime el privilegio que se atribuye a la dirección de las Academias de Ópera (1672); rompió con Molière y contrató a Quinault como libretista.
Ejerciendo un monopolio virtual sobre toda la música teatral, Lully producirá una nueva ópera cada año, bajo el título de «tragedia lírica»: Cadmus y Hermione (1673), Alceste (1674), Teseo (1675), Atys (1676), Isis (1677). Psique (1678) y Belerofonte (1679) contará excepcionalmente con Thomas Corneille como libretista. De nuevo con Quinault, Lully compone Proserpina (1680), el triunfo del amor (1681), Perseo (1682), Faetón (1683). Con Amadis (1684), dejó los temas mitológicos por los de la épica, que continuó con Roland (1685) y su obra maestra, Armide (1686).
También autor de veinte motetes, incluidos los grandes motetes (con doble coro) para la capilla real (Miserere, Plaude laetare, Dies irae, Te Deum, De profundis, 1664-1683), Lully da testimonio de las mismas cualidades dramáticas. Es dirigiendo su Te Deum para la curación de Luis XIV que el músico se hiera de muerte con el pie con el bastón que usa para batir el compás.
Desarrollando un estilo
Lully desarrolla su estilo mediante sucesivas síntesis. Con las formas coreográficas en el gusto francés aporta una estructura más precisa y una escritura más clara. Simplifica el arte vocal, contraponiéndolo así a la tradición del aire cortesano y a la ornamentación instrumental. De la tradición italiana, conserva el recitado e intenta adaptarlo al ballet de la corte. Con la comedia-ballet logra una fusión de otro orden: el del ballet tradicional y la acción dramática continua. Finalmente, la llegada de la ópera le permitió realizar una síntesis aún más amplia de géneros apreciados por el público francés: ballet, comedia y sobre todo gran tragedia.
La estética de la tragedia lírica
En el género de la tragedia lírica, la principal innovación de Lully es la creación del recitativo, inspirado en los impulsos de la declamación oratoria y singularmente adaptado a la lengua francesa. Es notable que las escenas dramáticas más importantes sean tratadas en forma de recitativo y no en forma de aire. Entre cada uno de ellos se desarrollan vastos entretenimientos cantados y bailados del antiguo ballet de la corte, del que conservan el espíritu y la estructura. Es aquí sobre todo donde se colocan los aires, generalmente de forma binaria, del aire de la corte. La evolución del género, Cadmo Para Armide, no obstante, se hace en el sentido de una acentuación del carácter melódico de este recitativo. Desde el ballet, la ópera también conserva una predilección por el uso de coros, que son mucho más numerosos que en la ópera italiana.
El nuevo espectáculo de la corte
Con Lully, la orquesta adquiere una importancia cada vez mayor. En ballets, incluye violines, flautas y oboes; en la tragedia lírica se añaden fagotes y, para escenas heroicas, cuernos y trompetas. Tras la inauguración, cada acto tiene sus entradas coreográficas y sinfonías descriptivas. Danzas clásicas (chaconnes, pasacalles, corrientes, sarabandes) y danzas nuevas (minuetos, bourrees, gavottes) contribuyen a realzar el brillo del espectáculo.
En las sinfonías, a Lully le gusta sugerir el sentimiento de la naturaleza o los estados de ánimo de sus personajes; introduce así un elemento de realismo que seduce al oyente del tiempo. Presta atención al canto de los pájaros (Armide), al sonido del vientoIsis La queja de Pan), al levantamiento de las olas (Perseo), a la tormenta (Cadmus y Hermione). Asimismo, pinta la furia de Roland, la serenidad del sueño (Atys, Perseo, Armide), el impulso del guerrero (Teseo).