La creación del mundo en la Antigua Grecia – Mitología

LA creación del mundo siempre ha sido un problema para la mente humana y su insaciable curiosidad. Los pueblos antiguos, que no tenían información sobre el tema como nosotros, de las Escrituras, teníamos su propia opinión sobre el tema.

Para ellos, antes de que se crearan el mar, la tierra y el cielo, todo tenía un aspecto que se llamaba Caos, una masa informal y confusa, en la que estaban latentes las semillas de todas las cosas. La tierra, el mar y el aire estaban todos mezclados, sin sus características de sólido, líquido o transparente. Dios y la naturaleza interfirieron en esta discordia, poniendo las cosas en orden.

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La tierra y el mar se separaron y ambos se separaron del cielo. La parte ardiente, que era la más ligera, se colocó en el firmamento, luego el aire, en relación al peso y al lugar. La tierra, al ser más pesada, estaba más baja y el agua ocupaba el punto más bajo, haciendo que la tierra flotara.

En ese momento, un dios no identificado, puso las cosas en orden en la tierra, determinando los lugares y ríos que ocuparían, levantó montañas, cavó valles, extendió bosques, manantiales, campos fértiles y llanuras áridas. Ordenó a los peces que se apoderaran del mar, a los pájaros, al aire ya los cuadrúpedos para dominar la tierra.

Después de esta ordenación, se hizo necesario crear un ser superior a los demás, y así fue creado el hombre. No se dijo si el creador del hombre usó materiales divinos, o si en la tierra, recientemente separada de otros elementos, se escondieron semillas celestiales.

Prometeo, que era Titán, una raza que habitó la tierra antes que el hombre, fue designado para esta creación y, tomando un poco de tierra y mezclándola con agua, creó al hombre a semejanza de los dioses, dándole una postura erguida, de modo que mientras otros animales tienen la cara vuelta hacia la tierra, el hombre levanta la cabeza hacia el cielo y mira las estrellas.

Prometeo y su hermano Epimeteo se encargaron de la creación del hombre y otros animales y les garantizaron las condiciones necesarias para su supervivencia. De esta manera, Epimeteo le dio unas alas, a otros velocidad y otros corazas de protección, sin embargo, cuando llegó el momento del hombre, los recursos se habían utilizado en otros seres.

Epimeteo con la ayuda de su hermano Prometeo, le pidió a Minerva (diosa de la sabiduría) que los ayudara a completar la creación del hombre y Minerva les otorgó el dominio sobre el fuego y se lo dio al hombre, lo que le hizo tener superioridad sobre otras criaturas.

Fuente:

Bulfinch, Thomas, El libro dorado de la mitología: (la edad de la fábula): historias de dioses y héroes – 9a edición – Río de Janeiro – Ediouro – 2000.

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