Pintura de Vincent Van Gogh (junio de 1890). Óleo sobre lienzo, 94 x 74,5 cm. Musée d’Orsay, París.
Para pintar esta iglesia gótica, Van Gogh colocó su caballete debajo de la plaza para incluir en su composición el campanario y el ábside, una vista en ángulo bajo que acentúa la forma piramidal del edificio. Sin preocuparse por plasmar su tema con realismo, el pintor insiste en el equilibrio de las masas arquitectónicas, en sus articulaciones y en su elevación. Su diseño, deliberadamente distorsionado, crea una dramatización de las formas. El edificio está atravesado por el color azul de las nubes que aparece en las vidrieras con un matiz ultramar oscuro. La luz se adhiere a los bordes sobresalientes de la iglesia, fluye a lo largo de los techos en largas rayas blanquecinas que rodean las formas. Sobre el cuadro que está realizando, Van Gogh, en una carta a su hermana en junio de 1890, escribe: » […] un efecto en el que el edificio aparece de color púrpura contra un cielo azul profundo de puro cobalto, las vidrieras aparecen como motas de azul ultramar, el techo es de color púrpura y en parte naranja. En primer plano, un poco de vegetación florida y arena rosada y soleada. El primer plano de la pintura forma un triángulo apuntando hacia abajo cuya forma es la imagen invertida de la iglesia. La campesina que sube por el camino de la izquierda da la escala de la composición. Producida un mes antes de la muerte del artista, esta obra maestra fue ofrecida por él a su amigo el Dr.r Gachet, quien hizo todo lo posible por cuidarlo y apaciguarlo.